jueves, abril 12, 2007

Pregnancia

Cuando percibimos formas tendemos a la concisión precisa, a la pregnancia. Esta viene definida por el diccionario de la RAE como la “Cualidad de las formas visuales que captan la atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad de su estructura”.

“En una multitud de imágenes desordenadas e irregulares nos llaman más la atención las caracterizadas por su regularidad y orden” dice Eibl Eibesfeldt en su fundamental obra de Etología Humana.

Si nos muestras una figura geométrica incompleta tendemos a completarla con la imaginación, y si nos la muestran muy rápido la completamos ya en la misma percepción. También acentuamos los rasgos característicos: exageramos o compensamos características espaciales para aproximarlas al modelo ideal que tenemos en nuestra mente. “Todo ello incrementa el orden, la simplicidad y la perfección y esta tendencia al orden y a la pregnancia es tan intensa que llega incluso a implantar orden donde no existe….los niños ya en edad preverbal ordenan cubos de madera según su color, completan correctamente las partes recortadas de las figuras, y, en cambio, protestan cuando se completa incorrectamente una de las piezas que faltan…..Nuestra facultad para categorizar objetos vistos en el entorno se debe a la capacidad de formar buenas configuraciones. De esta manera formamos representaciones esquemáticas –esquemas adquiridos- de árboles, casas, hombres, perros, etc. Sin esta capacidad de orden no seríamos capaces de orientarnos en nuestro medio. Los niños ejercitan ya desde muy pequeños esta capacidad y se refieren, por ejemplo, a un Téckel como Guau Guau aún cuando antes sólo hayan visto otros tipos de perros. La percepción repetida de semejanzas permite reconocer estructuras invariantes y organizar esquemas perceptivos…la tendencia a la pregnancia se manifiesta también en las facultades cognitivas superiores del hombre. El amor cognitivo por el orden se refleja incluso en el comportamiento verbal”.

Se refiere Eibl Eibesfeldt al trabajo de S. Ertel sobre esta última cuestión, que cree que permite descubrir el lado siniestro en nuestra búsqueda de regularidades y geometrías de orden superior. Buscamos regularidades y orden en el discurso, tanto al elaborarlo y desarrollarlo como al escucharlo. Ello puede llevar a los excesos de los oradores y a la declinación de la responsabilidad y el aborregamiento en los oyentes. Si a esto le sumamos nuestra tendencia –también constatada por Eibl Eibesfeldt- a formar grupos tribales, a dividir el mundo en un “nosotros” y los “otros”, en buenos y malos, en griegos y bárbaros (como hacían, como es obvio, los griegos) en categorías en definitiva dicotómicas, enfrentadas entre sí (como el Dios y el Diablo del Maní fundador del Maniqueísmo), el resultado es el totalitarismo. El siglo XX lo experimentó con éxito……y puso a la humanidad al borde del mutuo exterminio de sus miembros, de la extinción.

Tendemos a dividir en categorías tales como noche/día, amor/odio, alto/bajo, sucio/limpio. El bien y el mal, el grupo propio y el ajeno, podrían considerarse casos particulares de esta tendencia perceptiva general.

Leamos los ejemplos puestos por S. Ertel de discurso con pregnancia, no se los pierdan porque se corresponden en una relación de perfecta identidad con los totalitarismos de antes y de ahora:

1) Mao Tse-tung: “El mundo camina hacia delante, el futuro es espléndido y nadie puede cambiar esa tendencia general de la historia”.

2) Hitler: “No nos vencerán militarmente ni nos aniquilarán económicamente ni nos podrán desmoralizar. Bajo ninguna circunstancia serán testigos de una capitulación alemana”.

3) Manifiesto Comunista: “Hasta ahora, la historia de toda sociedad es la historia de la lucha de clases”.

4) Mahoma, el profeta: “Fíjate en quienes pretenden distinguir entre Alá y sus enviados y dicen: “Creemos en unos y no en otros y queremos seguir un camino intermedio”. Quienes así hablan son los verdaderos incrédulos y para los incrédulos hemos preparado deshonrosos castigos”. “Los autores” –confirma Eibl Eibesfeldt-“crean sobre el escenario del pensamiento un orden riguroso, que excluye lo que no conviene y circunscribe la afirmación claramente y de forma polarizada contra los otros”.

Ertel contrapone a ese estilo de pensamiento y discurso otro más complejo y más matizado, del que también pone ejemplos. La diferencia fundamental entre ambos tipos de expresión está en palabras, en giros del lenguaje, en circunloquios. No es lo mismo decir “siempre” que “de vez en cuando”, igual que no es lo mismo decir “al parecer” que “sin duda alguna”. Se puede establecer un “cociente de dogmatismo” del discurso analizándolo en profundidad y viendo el uso hecho de los distintos tipos de palabras más “moderadas” o más “extremas”.

Lo único que me disgusta –aunque la verdad, no me sorprende en absoluto- es que el coeficiente de dogmatismo de los textos del genial Nietzsche es altísimo.

Claro que Nietzsche y Hitler eran tipos humanos bien distintos. ¿Se les puede igualar por el discurso?. Yo diría que no. Los que conocían al filósofo alemán en persona decían que era una persona muy sosegada y moderada, de costumbres más bien tranquilas, más propia de un filólogo, que es lo que él era, que de un político agresivo y simplón como era Hitler. Yo he tenido oportunidad de conocer a algún sabio despistado totalmente alejado del dogmatismo cuyos escritos son, en ocasiones, fuertes. Ni Nietzsche ni esta clase de sabios lucharían por el poder.

Otra cosa que me llama la atención es cómo los líderes totalitarios no eran, en el trato personal, necesariamente agresivos. Algunos alababan lo agradable del trato personal de Stalin, que llevó a la muerte y a la miseria a decenas de millones de personas. Un tipo simpático, un bobo, un payaso, un inane, llevado al poder, puede convertirse, subido a lomos de un Levitán estatal hipertrofiado, en un monstruo. Desvinculado de pagar por las consecuencias de sus acciones en la debida proporción, el líder no necesita siquiera ser agresivo, puede permitirse la afabilidad.

Esto me lleva asimismo a reflexionar sobre la complejidad e impersonalización de nuestra sociedad de masas. No es el contexto en el que evolucionó nuestro cerebro, de pequeños grupos humanos, en el que todos conocían a todos y respondían directamente ante la comunidad. Nuestro cerebro no está hecho para tomar decisiones que afecten a millones de personas. De alguna forma eludimos la responsabilidad ante nosotros mismos declarando que son “otros”, rebajándolos a la condición de traidores a nuestra causa, de irracionales, de enemigos del pueblo, de “judíos”, de occidental decadente (en el caso de nuestros enemigos islámicos) de locos o de lo que sea. De “bárbaros” en definitiva.

Es curioso que esta distinción entre griegos y bárbaros era originariamente no marcadamente peyorativa. Aunque los griegos clásicos estaban muy pagados de sí mismos (tenían sus “razones” para ello, ellos, que inventaron, o mejor sería desarrollaron, el discurso racional y científico), y miraban un poco por encima del hombro a los persas (pese al poder de estos, que luego Alejandro reveló aparente) no tenían una idea de bárbaro como la que ahora tenemos, pasada la decadencia y caída romana.

Buscamos orden, y ello nos lleva a buscar certidumbres. Algunos nos ofrecen certidumbres en el mercado de las ideas. Debemos rechazarlas. Pero en épocas convulsas, provocadas por cosas tales como una hiperinflación, existe el peligro de que nuestros oídos hambrientos dejen de escuchar ya los matices, y, por una cuestión elemental de supervivencia, escuchen las palabras de los falsos profetas.

Dedicado a Berti, liberal de primera y orgullo de nuestra cultura.

26 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

* Los totalitarismos buscan la uniformidad. Por eso,siempre, antes o después, se tornan antisemitas.
* Los nuevos bárbaros existen: son los hijos de Alá.
* A Hitler le encantaban los perros.
* Las épocas de certidumbre son peligrosas porque cualquier cosas antes impensable se vuelve posible.
Basta retroceder setenta años para...bueno, ya lo sabéis.
* Las dictaduras comienzan por colonizar el lenguaje.
* Me parece mucho más peligroso Wagner que Nietzsche.

Un saludo.

Germánico dijo...

Creo que estamos de acuerdo.

Saludos, Carlos.

Ijon Tichy dijo...

Creo que la clave está en el último párrafo:

"Buscamos orden, y ello nos lleva a buscar certidumbres."

Parece incluso según lo expuesto arriba que tal búsqueda es innata.

Sin duda ese anhelo de orden, canalizado adecuadamente con todo tipo de populismos es el germen del totalitarismo.

Pero también tenemos tendencia a hacer lo que nos venga en gana.

¿Hay contradicción?

¿Será que queremos que nos enseñen el camino (papá Estado) para decidir si lo seguimos o no?

Claro que si no seguimos el camino, el estado totalitario se enfadará.

Pero sin guía y sin reglas no estamos a gusto...

Que complejo.

Se me viene a la cabeza una idea. ¿Serían conscientes de estos instintos humanos casi contrapuestos los que sentaron las bases de una religión fundamentada a la vez en dogmas inamovibles y catecismos, pero teniendo presente lo del "libre albedrío"?

Ijon Tichy dijo...

Y, por supuesto, en un orden más práctico y menos teórico, estoy también de acuerdo con Carlos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Rectificación: me refería a las "épocas de incertidumbre", y no de "certidumbres" como escribí.

Germánico dijo...

Quizá el peligro del Estado reside en esas predisposiciones innatas del hombre: una a buscar la mejora de su situación a costa de los extraños, que se ven como opuestos, la otra a buscar protección bajo el paraguas del poderoso en aras de un orden, de una seguridad, de una certidumbre.

Germánico dijo...

Carlos, me lo has puesto en bandeja, un ejemplo de pregnancia perceptiva. Cuando lo leí lo que vi fue "incertidumbre". Completé la palabra sin darme cuenta.

Ijon Tichy dijo...

Je, pues lo mismo me ocurió. Si no lo dices ni me entero.

Germánico dijo...

No, no señor, esta no cuela: has puesto ocurió.....

Ijon Tichy dijo...

Jeje. Muy bueno.

Anónimo dijo...

En mi parecer el hombre es un animal gregario. Busca un grupo, una pertenencia, necesita saberse integrado. Organiza el mundo mediante grupos dentro de otros grupos.
Cuándo todo le va bien se siente miembro del mundo, pero cuando su bienestar se siente amenazado va disminuyendo su sentimiento de pertenencia a los grupos inferiores, y es entonces cuando diferencia entre "nosotros" y "vosotros". Entonces es el líder, tendente al totalitarismo de manera innata, es quien aprovecha para decirle, si ellos no estuvieran, vosotros estaríais mejor.
Las épocas de incertidumbre son muy peligrosas.

Besos

Germánico dijo...

Tal como lo planteas el líder totalitario sería un personaje igualmente frustrado y apartado de una sociedad normal, que, aprovechando una coyuntura favorable para él -época convulsa- se haría con el poder...vengándose mientras lo tuviese de sus enemigos reales o figurados.

Uummm eso encaja con el perfíl de muchos líderes totalitarios.

Un saludo Mavi. Espero que no hayas cometido excesos en las vacances....

Anónimo dijo...

Lamento comunicarle señor Germánico que yo no sé vivir sin excesos.
Eso sería como pedirle al líder totalitario que se volviera ermitaño.

Besos extremos!!

Germánico dijo...

Creo que tampoco a ti se te podría pedir que te hicieras eremita....

Anónimo dijo...

¿Tanto se me ve el plumero?

Voy a tener que moderarme, a ver qué fama me estoy creando!!!

Germánico dijo...

Lo de poco eremita lo decía por lo sociable, no vayas a creer que quería decir alguna otra cosa.

Anónimo dijo...

No se preocupe usted, que si lo creyera ya se lo habría hecho saber jajaja.

Germánico dijo...

Como sigas tratándome de usted voy a tener que quitarme el pijama que llevo puesto, darme una ducha, un afeitado y ponerme un traje impecable con una corbata sobria.

Anónimo dijo...

Mejor unos vaqueros, jersey y deportivas, es mejor atrezzo para tutearte jajaja.

Germánico dijo...

¿Hace falta que me ponga el pelo de color azul o con el negro natural vale?

Anónimo dijo...

Jajajaja, mientras no lo lleves tintado con Just for men, vale de cualquier color jajaja

Germánico dijo...

No, mis canas son naturales.

BGF dijo...

Gracias Germánico... Eres un sol.

Lo único que me gusta de los sociológocos autodenominados postmodernos es su gusto por la "reflexividad". El mundo puede estar fatal y ser humano ser un ser indigno... pero al menos tenemos la racionalidad y podemos pensar sobre todo ello. Poder investigar cuál es la tendencia de nuestra mente, cuál es nuestro filtro para pensar, podemos pensar en nuestra naturaleza, en nuestra Historia, abstrayéndonos, reflexionando sobre su conveniencia, y eso es lo que hace falta para cambiarlo. No todo lo natural es "bueno" (la marihuana es requetenatural) ni todo lo antinatural es "malo" (homosexualidad) y, además, lo natural y antinatural no sólo cambia con la cultura sino también con la propia evolución. Me encantan tus posts sobre psicología evolutiva.

Igual que tendemos al maniqueismo, tendemos a muchas otras negativas que, con mucho esfuerzo (por que en definitiva, se trata de la lucha de la voluntad contra la genética o la Naturaleza o la connaturalidad), podemos superar. Por ejemplo, esto se ve claramente en los excesos del amor o en los pequeños o grandes "errores" sexuales (como explica Bolinches en su libro "Sexo sabio"): muchas parejas pasan por fases " perfectamente naturales" pero "destructivas", por las que no pocas parejas dejan de ser eso mismo: el síndrome de papá y mamá, el distanciamiento emocional, incluso "la perversidad". Sabemos que tendemos a ello y que es malo, en tanto que hace mella en la pareja, pero por suerte podemos informarnos y racionalmente, ignorando un poco a las vísceras, sostear esas trampas de la Naturaleza.

Lo mismo debe ocurrir con el nosotros vs. los otros. No debemos recrearnos y profundizar mucho en expresiones viscerales tales como "todos los moros son terroristas". Es un error en el que todos caemos. La diferencia entre unos y otros es que algunos hacen una teoría histórica y antropológica de ello y se lo creen cada vez más buscando estadísticas, y algunos otros, mejor o peor, intentamos autocensurarnos con la razón y pensar: "¿Pero qué estás diciendo, idiota? Si él es terrorista, tú eres una explotadora"

Anónimo dijo...

¿La marihuana es mala? ups!

Germánico dijo...

Gracias a ti Berti, por ser un sol que ilumina sobre aspectos difíciles de entender de la "doctrina" (disculpen la expresión) liberal, desde una perspectiva más de filosofía política que economicista o de critica a corto plazo a los liberticidas de corte periodístico.

Precisamente las ideas liberales son un claro ejemplo de ideas contra natura. A nuestro afán de orden y a nuestra tendencia gregaria y a un tiempo egoísta (como señalaba Ijon)les son extrañas y antipáticas la libertad entendida como mezcolanza e intercambio pacífico, como heterogeneidad creativa y división del conocimiento y del poder.

Aún hay mucho que andar, y la lucha será cultural. O así lo veo yo. ¿Choque de civilizaciones?: con matices, pero sí.

Mavi, la marihuana según para qué. Como analgésico para dolores crónicos tengo entendido que no tiene igual...(¿o era el costo?...¿o los dos?. Un primo mío hizo su tesis de farmacia sobre el tema, voy a tener que leerla)y para echarse unas risas también sirve. Pero no hay que negarle su lado nocivo, que lo tiene para sus consumidores habituales y en forma de mal viaje para los ocasionales. Quizá sean mejor ejemplo otras tantas toxinas creadas por las plantas y hongos a través de los millones de años de evolución en guerra contra sus depredadores animales, toxinas cuyo consumo no nos produce ninguna alegría, mitigación del dolor, sensación de comunión, ni relax.

JhonCn§ dijo...

un favorzaso me puedes decir como le insertaste musica de fondo a tu blog..? porfa responde ps ok thank