martes, julio 24, 2007

Vacas locas


Comienzo mis vacaciones de blog hasta una fecha indefinida entre mediados de Agosto y mediados de Septiembre.

¡Que ustedes también lo pasen bien!....tan bien al menos como yo tengo pensado pasarlo.
Cualquier duda que tengan consulten con mi amiga la vaca, que está más cuerda que yo.
PD: ¡Ah, por cierto!....no me hago responsable de las vacaciones de otros participantes en esta web. que las tomarán cuando buenamente puedan/quieran.

lunes, julio 23, 2007

El Don ha muerto



Entre todos los panegíricos, ditirambos y hagiografías que estamos soportando estos días tras la muerte de Jesús Polanco (a) Jesús del Gran Poder, se ha escapado alguna nota discordante recordando sus orígenes franquistas o la maniobra mediante la cual defenestró al infeliz juez (Gómez de Liaño) que osó cruzarse en su camino.

No obstante, se echa en falta (salvo error u omisión) un episodio a mi juicio tremendamente significativo para comprender hasta que punto PRISA y el PSOE han sido durante muchos años un ente de poder indisolublemente unido (el famoso PRISOE) y quien era el que mandaba en tal ente.

Recordemos que la victoria electoral de Aznar en el 96 conllevó la derrota de González y la desaparición de éste de la escena política activa. El PSOE decidió dar ejemplo de democracia interna (eso dijeron) para elegir el sustituto, que no debía ser otro que aquél ya designado por la ejecutiva como candidato oficial, Joaquín Almunia. Pero hubo un candidato respondón, ¿alguien se acuerda? En efecto, José Borrell se presento a tales primarias y, fuera por meritos propios, fuera por demeritos de Almunia (demasiado asociado por las bases a los asuntillos aquéllos del robo y la corrupción generalizados y la cal viva como método justiciero), se alzó con la victoria.

Borrell fue oficialmente proclamado futuro candidato a presidente por el PSOE a regañadientes, pero, resulta que en 1.999, el diario El País (cuyo silencio había sido clamoroso ante los innumerables casos de corrupción felipista) comenzó a publicar noticias (avisos de capo mafioso, diría algún malpensado) sobre presuntas irregularidades (unos cientos de millones de nada) en la Agencia Tributaria cuando el señor Borrell fue Secretario de Estado de Hacienda en los gobiernos de González relacionándole con un choricete sociata (uno más), un tal Huguet, entonces su subordinado.

La dimisión de Borrell siguió de inmediato a las revelaciones de El País y Almunia pasó a ser Secretario General y candidato en el 2.000 sin pasar por un nuevo paripé.

El capo estuvo generoso ante la rapidez con que Borrell se achantó y las revelaciones cesaron. Huguet, Aguiar y algún subordinado se comieron el marrón y unos añitos después Borrell fue nº 1 por el PSOE a las elecciones europeas. ¿Era corrupto para ser Secretario General y no lo era para ser nº 1 en la lista europea?

La conclusión lógica sería que el grado de corrupción de Borrell carecía de importancia. Su pecado fue intentar ir más allá de lo que el PRISOE le tenía reservado y el capo le puso en su sitio.

viernes, julio 20, 2007

Un viaje (a Trip)


El farmacólogo suizo Albert Hofmann trabajaba en Sandoz Pharmaceutics. Durante muchos años, desde 1930, estudió el cornezuelo, un hongo que crece en los cereales, y sintetizó a partir de él algunos compuestos químicos. Ninguno de ellos, probados en animales, parecía tener propiedades interesantes, así que los descartó como posibles fármacos. En 1943, sin embargo, decidió volver a investigar con ellos. Un día de abril que estaba resfriado se marchó pronto a casa. Una vez en ella empezó a experimentar extraños fenómenos visuales: “Una serie ininterrumpida de imágenes fantásticas, formas extraordinarias con un intenso y caleidoscópico juego de colores”. Cerrando los ojos las cambiantes formas de colores parecían ir contra él. Y así estuvo unas dos horas. Comprendió que había ingerido accidentalmente uno de sus compuestos. Este era el ácido lisérgico, más conocido como LSD.

Entre 1956 y 57 se realizaron dos curiosos experimentos con probandos humanos sobre deprivación sensorial.

Hebb realizó un estudio con estudiantes varones voluntarios (por 20 dólares). Los aisló en cubículos iluminados, donde tenían que permanecer tumbados en una cama durante al menos 24 horas. Les puso unos visores de plástico traslúcidos que permitían que pasase la luz pero no formas visuales. Asimismo les colocó unos guantes de algodón y unos puños de cartón, que se iban más allá de la punta de los dedos impidiendo su percepción táctil. La cabeza la apoyaban encima de almohadas de goma. Por todo sonido había un zumbido tenue.

Los estudiantes empezaban pensando en sus cosas cotidianas y traían recuerdos a su mente de familia y amigos. Trataban de pensar activamente sobre cosas pero al final estaban en un estado tal que terminaban por dejar vagar la mente. Uno de los estudiantes dijo: “Mi cabeza se quedó llena de canciones y de colores y no podía dominarla”. También experimentaban muchos probandos períodos de mente en blanco y ausencia de consciencia.

De entre los que estuvieron más de 24 horas los hubo con visiones tales como un árbol que le hacía sombra a una roca o fotografías de recién nacidos en interminable sucesión. En general tenían alucinaciones coloridas y extrañas que pasaban de simples formas geométricas a complejos dibujos o escenas coherentes como una procesión de ardillas con sacos encima de los hombros cruzando el campo visual, o monóculos recorriendo una calle. Los chicos perdían el control sobre sus alucinaciones: uno decía no ver otra cosa que perros y más perros. También tuvieron alucinaciones auditivas, de voces y música, mezcladas con las visuales, como la de un probando que vio salir el sol por encima de una iglesia y escuchó a un coro cantar con un sonido estereofónico total.

Otra sensación recurrente era de de ser otros o la extrañeza del propio cuerpo. Describían la sensación de formas tales como estas:
-“Mi cabeza parecía que era una bola de algodón, flotando encima de mi cuerpo”.
-“Parecía como si algo me estuviera sorbiendo la cabeza por los ojos”.

Otro científico, Lilly, puso a sujetos con equipo de submarinistas y gafas oscuras flotando por debajo de la superficie de un gran tanque de agua que estaba a la temperatura corporal. No tenían sensaciones luminosas o de peso del cuerpo y tampoco táctiles. Solo la respiración. A los pocos minutos desarrollaban sensaciones subjetivas sorprendentes, con experiencias parecidas a las místicas, de gran comprensión y conciencia.

Poco después de estos experimentos, en el año 1959, un famoso disc jockey de New York, Peter Tripp, decidió dejar de dormir durante 200 horas seguidas. Instaló para ello una emisora en un centro de reclutamiento del Ejército, cuyas paredes eran de cristal, en Times Square.

A los dos días, al cambiarse de zapatos, descubrió en ellos telarañas. Las manchas que había en la mesa le parecían animales. Pensó que había un conejo en el centro de reclutamiento. A las 110 horas tenía claros síntomas de delirio. Su mundo visual era grotesco. Cuando entró uno de los doctores que le supervisaban con un traje de tweed aseguró que era un traje de gusanos peludos. De una enfermera decía que chorreaba saliva y de la corbata de otro científico que saltaba. En torno a las 120 horas abrió el cajón de su escritorio y salió corriendo despavorido. Una llama le había saltado encima desde su interior. A partir de las 150 horas miraba un reloj de pared y veía en él a un actor maquillado para intepretar Drácula en la televisión. Dudaba si él mismo era ese actor.

En la mañana del último día llegó un neurólogo para examinarlo vestido de forma un poco sombría y con un paraguas, pese a hacer un tiempo excelente en New York. Creyó que era un enterrador dispuesto a enterrarlo vivo y trató de huir, siendo contenido y tranquilizado por los doctores.

Después del calvario durmió 13 horas seguidas y se despertó en perfecto estado.

Cuando en 1967 los Beatles publicaron su disco Sargent Pepper’s lonely hearts club band, surgió una polémica sobre la segunda canción del album. Se titulaba Lucy in the sky with diamons. Según John Lennon, su autor, el título y la canción estaban inspirados en un dibujo que hizo su hijo, pero otros creían ver en el mismo y en la propia canción, bastante psicodélica, una alusión al LSD. La época hippy comenzaba y se avecinaban grandes cambios y fallidos experimentos sociales.

En 1974, en un campamento instalado en un desierto cercano a la costa de Etiopía, entre Yibuti y Addis Abeba, unos arqueólogos encontraron un australopitecus (llamado afarensis por ser encontrado en la tierra de la tribu Afar). Tenían puesta todo el día la canción de los Beatles Lucy in the Sky with Diamonds, asi que bautizaron su hallazgo con el nombre de Lucy.

¿Alguien le encuentra algún sentido a este viaje?.
Psicología. Garndner Lindzey, Calvin S. Hall y Richard F.Thompson.
Psicobiología. Mark Rosenzweig, Marc Breedlove, Neil V. Watson.
¿Quiénes somos?. Luca y Francesco Cavalli-Sforza.

miércoles, julio 18, 2007

IA (¿Idiotas Autistas?)


Algunos autistas desarrollan facultades extraordinarias. Son conocidos como idiot savants, y sufren un deterioro en el hemisferio izquierdo de su cerebro acompañado de un desarrollo mayor del derecho. Su coeficiente de inteligencia puede ser muy bajo, y, sin embargo, son capaces de proezas tales como tocar una sinfonía al piano tras escucharla una sola vez o conocer los nombres de todas las poblaciones y calles de EEUU. Se cree que habrá unas decenas de ellos en el mundo. Frente a sus dificultades sociales destacan notablemente sus destrezas musicales, de cálculo, pictóricas o memorísticas.

El personaje en el que se inspiró Rain Man es uno de estos savants. Dispone de un saber enciclopédico sobre temas muy variados, pero no entiende su saber. Faltan, digamos, los significados, que son los que hacen que los datos adquieran vida. Hay un Savant, por ejemplo, que se sabe de memoria la obra completa de la Decadencia y Caída del Imperio Romano, de Gibbon, sin entender una palabra de lo que dice.

El lenguaje es un producto evolutivo que sirve a la comunicación, a la sociedad. Quitado el cimiento de significados el edificio del conocimiento se derrumba sobre su propio peso.

Las habilidades aparentemente imposibles de los savants son, sin embargo, algo mucho menos depurado y mucho más simple que nuestro más elemental ritual social. Al no ser conscientes de ello no advertimos su complejidad. Nos asombra que alguien nos pueda decir el día de la semana que será nuestra jubilación en menos de medio minuto, pero no que nosotros seamos capaces de interpretar el gesto de otra persona en una reunión social y figurarnos que estará enfadada por algo que sucedió dos días atrás.

La IA (Inteligencia Artificial) trata de fabricar un robot pensante. Tras muchos esfuerzos, los múltiples sabios consagrados a ello han empezado a comprender el papel fundamental desarrollado por las emociones en la construcción de un Yo, de cualquier yo. Una máquina capaz de ganar al ajedrez a Kasparov o de realizar cálculos en milésimas de segundo se parece mucho a un idiot savant, y aunque le gane en rapidez ni siquiera al savant le ganará en sensibilidad. Es un aparato incapaz de percibir significados, de sentir. La relación entre significado y sentimiento es clara. Dotamos de significado a aquellas cosas que, por una u otra razón, nos importan, y nos importan aquellas cosas que nos hacen sentir. Vivimos en un mundo de símbolos creados por y para nuestra supervivencia.

¿Puede un robot pensar, es decir, decidir?. Decidir implica inclinarse por una u otra opción de acuerdo a un fin, y en medio de la ambigüedad de la mayoría de las circunstancias el fin dependerá de lo que sintamos. Sería preciso crear un robot con receptores del dolor, así como dependiente del entorno en un alto grado. Haría falta un robot que sufriese y dejase de hacerlo tras moverse en algún sentido y realizar alguna determinada acción. Pero para eso queda mucho, si es que es posible llegar a crear algo semejante por otro medio distinto del sexo (o la ingeniería genética).

martes, julio 17, 2007

Neurociencia y Religión

Para muchos la religión es un prosaico "pedid y se os dará" en el que Dios representa el papel de gran proveedor. Un Dios así sería aquella (última) instancia omnipotente a la que acudiésemos en momentos de apuros, o simplemente para satisfacer caprichos. Cuando se acaban todas las soluciones humanas y el azar se presenta desfavorable, siempre nos quedará Dios.

El mayor favor que podemos esperar de un Dios así, creado "a nuestra imagen y semejanza", sería la vida eterna en el Paraíso (Paraíso asimismo creado de acuerdo con nuestros gustos "humanos, demasiado humanos"). Para obtener un premio tan apetecible este tipo de creyentes pueden llegar a renunciar o a fingir farisaicamente que renuncian a algunas cosas, aceptado a regañadientes preceptos morales, es decir, limitaciones a su libertad. El intercambio es claro: Dios mío, yo te doy esto, pero espero esto otro. Generalmente se entrega algo que no se valora, se trata de engañar al supremo hacedor con baratijas para obtener de él metales preciosos). También se juega con los valores "futuros" (si me sacas de esta prometo que haré tal o cual....).
En un mundo como este de necesidad, "hacer de la necesidad virtud" es una ley de supervivencia, y la virtud por tanto no obedece a una racionalidad elevada, magnánima, que elabora una moral desde las alturas, sino a un fuerte impulso que parte desde lo profundo y, podría decirse, desde lo más bajo, hacia la permanencia y la perpetuación del Yo que uno es y representa en la sociedad. Ir más alto de ese punto de equilibrio, de ese término medio de virtud, requiere unas capacidades extraordinarias o algún tipo de desarreglo emocional y/o vital.

Los neurocientíficos que buscan la sede de la consciencia, del alma, de la mente, del yo, hace mucho que han dejado de pensar en un lugar discreto para la misma y se inclinan por un proceso distribuido más que por un centro fijo. El "fantasma en la máquina", el homúnculo a los mandos del cuerpo, el alma inmortal tomando las riendas del organismo, han sido sustituidos por "redes neuronales", "marcadores somáticos", "qualia", "darwinismo neuronal" y otros conceptos. El misterio sobre cómo se forma la consciencia no ha sido aún resuelto, pero casi todo apunta a que la esta sería un resultado, una propiedad emergente, de las operaciones realizadas por el cerebro.
Visto desde esta perspectiva el sentimiento religioso sería algo asimismo surgido de cómo el cerebro interpreta la realidad externa al organismo. La beatitud de un buda o el éxtasis de un místico serían estados de conciencia alterados en los que se experimentaría la realidad de una forma plena.
Una de las hipótesis más interesantes sobre el surgimiento de las dos grandes religiones monoteístas (el cristianismo y el Islam) apunta a un daño neurológico común en sus dos grandes fundadores: tanto Mahoma como Saulo de Tarso podría haber padecido epilepsia. En el cristianismo se acude a San Pablo porque se le considera el principal impulsor de dicha religión, el responsable de su salida de Judea y su expansión por todo el Imperio Romano, siendo Jesús, desde este punto de vista, un personaje semilegendario transformado por una tradición apologética en Mesías.
Pablo, en su viaje a Damasco, cayó del caballo deslumbrado por Dios, y fue a partir de ese episodio que comprendió que la misión de su vida no era perseguir a los cristianos, sino ser su apóstol. Esta caída la atribuyen algunos a un ataque epiléptico. Dostoievski, que fue epiléptico de lóbulo temporal, es quien nos ha dejado una mejor descripción de los aspectos "religiosos" de estos ataques a través de algunos de sus personajes, como el Idiota o Kirilov.
El fenómeno del "aura", que es el fenómeno místico propiamente dicho, precede a la crisis epiléptica, y consiste en un conjunto de sensaciones positivas, de alegría, de plenitud, de comunión con el todo, de certidumbre, de sentido, de belleza y de presencia divina impregnando cada aspecto de la experiencia.
Mahoma era un hombre solitario y meditabundo que iba solo al desierto. Fue allí dónde debió experimentar sus crisis epilépticas, que le llevaron a sus extrañas conversaciones con el Arcángel Gabriel. Claro que tampoco podría descartase que Mahoma fuera esquizofrénico, de ahí que oyese voces imperativas.

Por supuesto nada de esto está demostrado, se trata únicamente de hipótesis. Pero resulta interesante constatar que ciertos procesos cerebrales anómalos suscitan, en algunos casos, sentimientos de profunda religiosidad.
Algunos neurocientíficos abordan ahora el estudio de la fe, tratando de relacionarla con algún proceso mental. Sin embargo dar con "el lugar" donde surgen o se producen los sentimientos religiosos resulta difícil, por no decir imposible, teniendo presente que la misma consciencia no está adecuadamente localizada y parece estar extendida por el cerebro. Es más, podría decirse que, tratándose de un sentimiento tan rico en matices, no se podría considerar algo reducible a una zona "encendida" en un ordenador durante una Resonancia Magnética. Es posible que sea una combinación de emociones y percepciones del propio cuerpo, tanto en sí mismo como en el espacio, que se proyecta en una realidad exterior relativamente calma, en lo que a experiencia religiosa depurada o mística se refiere, y algo más simple y menos sagrado en el caso del egoísmo pedigüeño de la mayoría de los mortales.
Vilayamur Ramachandran es un investigador del cerebro que está especialmente interesado en las experiencias místicas y religiosas. Tratando a epilépticos del lóbulo temporal (como lo era Dostoievski, como se supone eran Saulo y Mahoma) descubrió que su hiperactividad temporal les hacía más susceptibles a reaccionar neurológicamente ante imágenes religiosas que ante fotos obscenas o violentas (que "excitan" más a las personas "normales"). Llegó a la conclusión de que en el lóbulo temporal hay un módulo religioso. Creía haber encontrado la sede de la religiosidad humana.
Sin embargo esto no explica gran cosa. Experimentos llevados a cabo por Andrew Newberg y Eugene d’Aquili con un budista tibetano en plena meditación pusieron de manifiesto que durante la experiencia mística el lóbulo parietal superior sufre una hipoactividad, mientras que el lóbulo frontal está totalmente activo. En el lóbulo parietal está localizada la función de orientación y situación en el espacio del individuo, mientras que en el frontal lo está la atención. Así, el estado de meditación supondría una especie de flotar en el espacio, de diluir la sensación de yo, acompañado de una clara percepción de dicha "desubicación", lo que haría que el budista se sintiese en comunión con el todo. Si a este nirvana budista (sin Dios) le añadiésemos un poco de excitación en el lóbulo temporal quizá tendríamos una experiencia mística (con Dios).
Sea como fuere no hay que centrar el estudio de la religión solamente en los individuos y sus experiencias sensoriales o "suprasensoriales" sino que también deben observarse los aspectos sociales y culturales de la religión, especialmente desde la perspectiva evolucionista.


Mente y cerebro nº 12. Bases Neurológicas de la religiosidad. Hans-ferdinand Angel.
Mente y cerebro nº 20. El mal sagrado de Dostoievski. Sebastián Dieguez.

lunes, julio 16, 2007

Ocho verdades piadosas

Me ha trasladado el testigo de una cadena mi amiga Berti, y, dado el motivo de la misma he dedicado mucho tiempo primero y poco después a pensar lo que escribir. Debiera contar 8 secretos confesables, pero secretos tengo pocos, tirando a ninguno, así que diré 8 cosas que podrían ser o no ser ciertas, para que cada uno evalúe como quiera la veracidad de mis palabras:

1)-Cuando bebo tengo grandes ideas.....pero al día siguiente se me olvidan.

2)-De adolescente me interesé por la robótica. Fui a ver la peli Robocop.

3)-Una vez hice deporte, pero me cansó y lo dejé.

4)-Estoy todo el día soñando. También sueño dormido.

5)-Me gustan todas las mujeres, incluida la mía.

6)-Me pregunto cosas a menudo. Sobre todo me pregunto incesantemente por qué me pregunto cosas tan a menudo.

7)-Soy mediocre en casi todo, pero dado el nivel de exigencia imperante salgo del paso bastante bien.

8)-Conforme mi ambiente se desordena se desordena mi mente también. Así que raras veces estoy cuerdo.
Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh....¡Ya´tá!.

viernes, julio 13, 2007

martes, julio 10, 2007

Su Santidad Pontifriki
He tenido una disputa un tanto ridícula con un tipo que, podría decirse, presume de irónico, y tiene cierta fama en la red, por eso de que no hay nada más y nada mejor de lo suyo (lo cual viene a ser lo mismo), un tal Paleofreak. El asunto: la selección natural, ese descubrimiento, ese esquema y esa metáfora que Darwin introdujo en la biología y en la ciencia.

Comenzaba yo diciendo –antes de que el arrogante friki viniese a darme lecciones desde su púlpito de Dr. paleontólogo (supongo)- que tanto la evolución como el desarrollo son procesos combinatorios. Con solo unos pocos elementos químicos se construyen unos pocos aminoácidos, nucleótidos, grasas y azúcares a partir de los cuales se despliega toda la complejidad y la diversidad de la vida. No hace falta ser un matemático de altos vuelos para percatarse del poder de la combinatoria para crear propiedades emergentes y realidades de orden superior. Por supuesto no se trata de la combinatoria per sé. Son los enlaces e interacciones característicos entre los elementos de un sistema los que hacen posible dicho sistema, y el paso del tiempo, esa otra dimensión. Pero con pocos elementos que interaccionen y enlacen bien y el tiempo preciso se pueden hacer un Universo y una Biosfera. El máximo desarrollo hasta ahora logrado, que sepamos, al menos en un organismo individual, es el del Sistema Nervioso, cuya cúspide está en el cerebro humano. Sin ese desarrollo ningún otro sería posible, o al menos real, pues no habría quien lo percibiese, y una realidad no percibida no lo es, equivale a la nada. Esto último es importante destacarlo porque tiene mucha relación con la idea de Selección natural postulada por Darwin. Hizo Darwin el uso de esta metáfora (cosa típica de nuestra especie y de nuestra mente) para referirse a un proceso no humano, en el que por tanto no existía una voluntad, una intención, un sentido definido, un objetivo.....en el que no existía tampoco “objetividad”. Percibió Darwin, con su mente racional, analítica, que dicho proceso podía explicarse y resumirse con una idea intuitiva: la naturaleza selecciona a los individuos más aptos (o más adaptados, o más afortunados) para que dejen descendencia viable y se conviertan en ancestros de las ulteriores generaciones de seres vivos. Obviamente el propio Darwin era consciente de que la naturaleza no selecciona nada: la naturaleza ES, y los individuos, grupos, especies, comunidades y ecosistemas y que la componen se desarrollan en ella, SON, en su relación con el ambiente físico-químico, ELLA. Pero para poder entender qué es la naturaleza y cómo ha llegado a ser lo que es, la idea de evolución por selección natural es útil y ajustada a los hechos de la naturaleza que percibimos. Visto desde la óptica del individuo aislado, vivo, real, tangible, observable, hay un desarrollo (que precede y sucede al nacimiento) que puede culminar o no en la procreación, propia o de los parientes. Las razones por las cuales no procree el individuo en cuestión pueden ser diversas, desde las puramente estocásticas, como la fatal caída de un rayo o una rama de árbol sobre él, pasando por las relativas a su mejor o peor adaptación al medio o al gusto de las potenciales parejas (selección natural y sexual, habiendo dentro de la selección natural aspectos grupales, de comunidad o de ecosistema, incluso de comensalismo/parasitismo, que toman forma en falta de recursos o muerte violenta o por enfermedad), o la calidad de sus gametos, hasta las atribuibles al refinado producto de la cultura humana y la elección consciente.

Yo en más de una ocasión le señalo, a un amigo célibe, un tanto rudamente para que se anime: “todos estamos aquí por un polvo”. Y así es. Todo ser que viene al mundo, que se desarrolla en el mundo HOY, lo debe a que ayer, anteayer y un pasado muy muy remoto otros seres juntaron sus genomas con éxito tras desarrollarse, asimismo con éxito, debiérase esto a en mayor proporción a la casualidad, a la causalidad o a la cibernética del desarrollo (tanto del sistema ecológico como de los sistemas y subsistemas por debajo de él).

El modo en que se desarrollan los organismos determina así el curso de la evolución. La selección natural (sirvámonos de la bella y acertada metáfora) opera sobre distintos desarrollos en marcha. En cierto sentido podría decirse que el resultado de la combinatoria de esos desarrollos en marcha crea una propiedad emergente fabulosa, un macrodesarrollo (como contraposición al microdesarrollo que supone el desarrollo de cada organismo individual), que va de el primer replicante a Gaia y al cerebro que ve y siente a Gaia, y que se denomina evolución. Todo desarrollo sucede en el tiempo, no puede entenderse de otra forma. A lo largo del hilo del tiempo se desenrolla la vida en sus diversas formas.

La selección natural podría entenderse como un proceso de criba tanto como un proceso “constructivo”. No habría contradicción sino que ambas metáforas y realidades se complementarían: muchos animales mueren sin dejar descendencia PORQUE en su ambiente no encontraron las oportunidades de un desarrollo óptimo para la procreación y otros, en cambio, la dejan por haberlas encontrado. Pero es interesante un detalle, que pasó por alto mi detractor y yo en mi entusiasmo por darle la razón en algo: la selección realmente no construye, sino que lo que se construye, es decir, lo que se construye a si mismo en las condiciones dadas del ambiente, dentro de unos parámetros y restricciones, el organismo que se desarrolla, pasa la criba, con sus características distintivas que el paso del tiempo convierte en un cambio morfológico y funcional del sistema de la naturaleza.....la evolución deviene construcción. Bien pensado, pues, la selección natural no construye nada. Si Paleofreak se empeña, tajante y doctoral, en que esta conclusión es antidarwinismo quizá es que no haya entendido nada.

La “reproducción diferencial de genotipos”, me dice, definiendo así la Selección natural. Vale, pero eso no cambia nada respecto a lo dicho. Esta reproducción diferencial no construye nada, los organismos se construyen a sí mismos a través del desarrollo, que sigue el plan a través del medio; el paso del tiempo y los desarrollos derivados en las líneas de la vida (que vienen todas desde el primer replicante) no cortadas por un fracaso en el “objetivo” reproductor construyen algo. Se produce una ramificación, una diferenciación, un macrodesarrollo, una evolución. Que lo que se construye sea una cosa u otra sí depende de esa reproducción diferencial de genotipos. Pero ese es otro asunto.

¿Por qué la selección natural puede enfocarse como poética y observarse desde la metapoética?. Sencillo: para explicar la naturaleza usamos metáforas, rara vez somos capaces de explicarla tal cual. Es una limitación de nuestro intelecto y de nuestro lenguaje, seguramente, pero merece atención. De ahí que debamos mirar hacia nuestras metáforas desde lejos, desde una perspectiva que esté más allá de la poética y de la ciencia a la que da apoyo explicativo. ¿Podemos soslayar la poética e ir directos a una explicación comprensible y relativamente sencilla?....no seré yo quien responda a eso.

Si esto que digo sigue sin convencer a Paleofreak –y afirmo que seguirá sin hacerlo aunque sólo sea por el factor emocional del que cree estar milagrosamente desvinculado- me preocupa poco. Al principio se trataba sólo de un malentendido y de una displicencia y una ironía de sabihondo con aires de superioridad, pero creo que ahora estaría en juego mucho más. Ha sido insultado (obviaremos que el insultó antes sutilmente) y se pone en duda su sabiduría biológica. Pues no, en eso te equivocarás Frikilistillo, porque aunque seas un pretencioso engreído reconozco que sabes bastante de biología evolucionista y de paleontología. Eso, no obstante, no te legitima para dar lecciones sin ni siquiera entender lo que te están diciendo.

Quería añadir una nota sobre el anfitrión de nuestra disputa: Eduardo Robredo. Creo que es una persona con grandes conocimientos con los que quizá algún día pueda tener grandes ideas. Ahora le veo muy encerrado en el dogma evolucionista (que no en el evolucionismo, que es otra cosa) y en la defensa de lo que el considera valores laicos, y quizá permanezca por siempre en ello (generalmente los que se consagran a esas cosas lo hacen de por vida). Pero en esta disputa le han vencido las preferencias, y ha admitido de buena gana los insultos de mi oponente y finalmente, censurado los míos (no me publicó el último).

Y con esto acabo este metapoema sobre las emociones de los frikis y sus amigos, no sin antes dedicarlo, en honor a Nietzsche (con el que me mandaron) : “a quien tenga oídos”.

viernes, julio 06, 2007

"La Macchina Ammazzacattivi"



Leyendo el post de más abajo en el que Germánico nos habla de superhéroes me vino a la cabeza una antigua película que, curiosamente, no trata de supermanes, spidermanes, batmans, ni nada parecido.

En los comics estilo Marvel, a veces se plantean conflictos morales, pero siempre de forma superficial. Nada que objetar, son tebeos y no tratados de filosofía. Para los superhéroes, siempre está muy claro quienes son los malos. Por ello, el uso de superpoderes para luchar contra el mal no suele ofrecer dudas, ni éticas ni de ningún tipo.

Pero en la realidad, como todos sabemos, no sucede así y eso es lo que nos cuenta el genio Rossellini en una película que dentro de un planteamiento aparentemente ingenuo y simplón presenta alguna cuestión tan fundamental como lo difícil que resulta discernir entre el bien y el mal; el malo, el peor y el menos malo; y, sobre todo, quien puede juzgar tales grados de maldad.

"La macchina ammazzacattivi" (literalmente, "La máquina matamalvados") es una película rodada justo después de la celebérrima trilogía neorrealista compuesta por "Roma, ciudad abierta", "Paisá" y la sobrecogedora "Alemania, año 0" y antes de las obras de madurez ("Stromboli", "Europa 51", "El general della Rovere",etc. ) que dieron a Rossellini merecida fama (y de paso enamoraron a Ingrid Bergman) . Está considerada pues una obra menor y de transición (ya quisieran muchos genios pesebreros actuales rodar algo así, pero ésa es otra historia).

En "La macchina..." el protagonista es un pobre diablo, fotógrafo de pueblo, agobiado por las deudas a quien se aparece el diablo y le concede el poder de hacer desaparecer del mundo a cualquiera que desee, simplemente fotografiándolo (los fotografiados no mueren, simplemente desaparecen y se desconoce su paradero).

En principio la cosa marcha, el cacique del pueblo (que tenía acogotado por cuestiones de dinero al fotógrafo) es el primero en desaparecer. Le sigue algún matoncillo local, siempre alguien más o menos malvado, claro. Pero poco a poco el poder corrompe al protagonista y fotografía a un tipo que no hacía mal a nadie pero.....era el novio de una atractiva joven. Por supuesto, razones para autoengañarse y justificar las fotos no faltan a nuestro hombre. Y al final......la cosa no acaba bien.

¿Quien no ha pensado alguna vez en fulminar a alguien al instante si ello fuera posible, sin dejar huella, y además cargado de motivos?

Inhibición memética


Esto de hacer un meme me viene bien ahora que leo "La Máquina de Memes" de Susan Blackmore, que me ha prestado amablemente un amigo liberal. Los memes de Internet, ya lo he dicho en más de una ocasión, poco tienen que ver con los memes tal como los entienden los memetistas. Pero supongo que es algo inevitable, visto desde el punto de vista memético "ortodoxo", que un meme tal como la idea de meme degenere al pasar de boca en boca por esa tradición oral que no desaparece ni en la sociedad de las telecomunicaciones y el "conocimiento". Así, la palabra meme se utiliza ahora, también, para hablar de una cadena, algo que, bien pensado, tiene también algo de meme.

Rakras, liberal irredento, me pasa un meme particularmente transfigurado. Leí su antecesor, el de Chesk, y entre la lectura de uno y otro post he deducido imperfectamente de qué podría ir la cosa. Supongo que debiera decir aquí, en este espacio que comparto con Ijon Tichy y el ausente Lebeche, de dónde hubiera yo sacado los fondos públicos para afrontar el coste de los dichosos inhibidores. Pues bien, no voy a buscar muchas fuentes: del Ministerio de la vivienda. Todos los gastos que vengan del mantenimiento o funcionamiento de este Ministerio podrían ir íntegramente a reforzar nuestras Debilidades Desarmadas (ONG), perdón, nuestras Fuerzas Armadas (Ejército).

Supongo que ya es tarde para inhibir la explosión de este meme, así pues uso mi cuerpo como escudo y soy su última víctima por esta rama.

jueves, julio 05, 2007

Superhéroes


Cuando salía de la niñez y entraba en la adolescencia me entusiasmé con los comics de superhéroes. Aquello tipos con disfraces multicolores eran muy distintos a un oficinista en un traje oscuro o un currito en un mono azul. Eran diferentes. Me alucinaban y permanecía ciego a su atuendo hortera y la imposibilidad de sus poderes y su filantropía. La lucha entre poderosísimos buenos y poderosísimos malos tenía como telón de fondo gris y anodino ciudades ocupadas por gente corriente, vacías de grandeza. El ser humano era una minúscula e irrisoria vida que salvar o someter por los seres superiores, dioses en la tierra, que eran los superhéroes y supervillanos.

Es natural que los comics conmuevan al espíritu adolescente. Se presentan los problemas en términos muy sencillos. Recuerda al chiste de vascos: “Oye Paxti, ¿qué hacemos discutiendo pudiendo resolverlo a ostias?". La ambigüedad e irresolubilidad inherente a casi todas las cuestiones sociales era eliminada y sustituida por la simpleza maniquea y de finales felices. Por otro lado se desafiaban con éxito las limitaciones de la naturaleza, las mismas leyes de la física, para lograr el ansiado y deseable fin de la paz y la armonía. Por el camino a esa paz se produce una lucha en las alturas de la que los pequeños y frágiles humanos reciben solamente los destellos, el glorioso fulgor y el cegador brillo. Uno piensa en esas pelis de polis en las que se persigue a un malo en coche y se pone en peligro la vida de cientos de personas, pacíficos e inocuos transeúntes....¡y milagrosamente nadie muere, en todo caso el malo!.

Los superhéroes y supervillanos no son otra cosa que una proyección estereotipada de nuestros deseos de poder. Los superhéroes y supervillanos lo son –porque “pueden”. Pero su naturaleza es inhumana, tanto por los poderes que tienen como por su excesiva bondad o maldad. Un hombre que estuviera dotado de semejantes poderes acabaría por buscar un equilibrio satisfactorio. Ni aspiraría a domeñar o destruir la civilización y la humanidad ni pretendería salvar a cada persona que estuviera en peligro, consagrándose a una labor interminable de benefactor. No sería, nuestro hombre afortunado con la lotería de los superpoderes, ni el bien ni el mal encarnados, ni Dios ni el Diablo.

Querríamos tener un poder que nos permitiese tenerlo todo sin apenas esfuerzo. Este deseo es aún más fuerte en las edades de la vida en la que uno empieza atisbar que tendrá que hacerse adulto y mantener su mundo sobre sus propios hombros, como el titán Atlas, o subir y bajar piedras sin parar, sin esperar descanso, como Sísifo. Y además querríamos que las cosas fueran fáciles no sólo en el terreno de los hechos, sino en el de las ideas. Así nos gustaría que el bien y el mal no estuvieran tan bien mezclados en los demás, y así poder identificar a los buenos y a los malos en un rápido vistazo, así como que nuestros fines fueran únicos y unívocos.

miércoles, julio 04, 2007

Sonrían, por favor

Cuando nuestros parientes los chimpancés sonríen no lo hacen porque se diviertan o quieran caer simpáticos. En ellos la sonrisa denota miedo. Entre nosotros en cambio es, ante todo, un gesto positivo. Podemos encontrar sonrisas ya en las esculturas de la Grecia o la Roma arcaicas. Muy atinadamente se las denomina "sonrisas arcaicas". De ellas es muy destacable la sonrisa que esbozan los rostros de las esculturas funerarias etruscas. Una pareja enterrada para la eternidad en un sarcófago compartido nos envía una sonrisa relajada, como posando para una foto. Querían, supongo, ser inmortalizados sonriendo, para que todos supieran lo felices que habían sido juntos.

La sonrisa es muchas veces un gesto ambiguo. No tiene la claridad estruendosa de la risa, aunque muchas veces es un conato de ella. Tras ella se pueden ocultar innumerables sentimientos sutiles, algunos incluso mezcla de tristeza y alegría. Una sonrisa puede ser irónica. En tal caso uno no sabe si se sonríen/ríen por dentro de la comicidad en la fatalidad, de quien observa su sonrisa, o de una promesa de futuro que su imaginación inventa como consuelo. La sonrisa más enigmática de todos los tiempos quizá sea la de la Mona Lisa, en la que algunos ven retratado, con cuerpo y cara de mujer, al autor, Leonardo Da Vinci. ¿Qué nos están diciendo, a través de los siglos, esa mujer, y el pintor del retrato?.
En la interacción social es muy importante distinguir entre sonrisas falsas y verdaderas, sobre todo cuando hay algo "verdaderamente" importante en juego, algo que –no es un juego. Y es posible hacerlo. De hecho, los circuitos neuronales que se activan al emitir una sonrisa falsa son distintos de los activados al sonreír espontánea y auténticamente, así como los músculos faciales inervados. Esto lo puso de manifiesto en el siglo XIX el neurólogo francés Guillaume Duchenne. Insertando directamente en el cerebro de sus pacientes electrodos suscitó en ellos sonrisas y risas con pequeñas descargas. Muchos afectados por apoplejías y otros daños neurológicos pierden la movilidad en el rostro. No pueden esbozar una sonrisa o una risa sociales, pero tampoco pueden contenerlas cuando algo realmente les hace gracia o les agrada. Paul Ekman acuño la expresión "sonrisa de Duchenne" para referirse a las sonrisas genuinas.

Dado que el circuito motor de la sonrisa y el emocional de las emociones positivas están conectados bidireccionalmente, podemos levantar el estado de ánimo simplemente levantando las comisuras de los labios. Bien es cierto que aunque la conexión entre el sistema límbico (sede de las emociones) y la corteza se da en ambos sentidos, las eferencias hacia la corteza son mayores que a la inversa. Así es más fácil sonreír cuando uno está contento que ponerse contento sonriendo.

Pero tú, Mavi, deja que tus personajes sigan sonriendo, porque la sonrisa realza la belleza y transmite confianza a los demás.

Dentro de las sonrisas tenemos, como decíamos, algunas falsas, llamadas "sonrisas sociales". En última instancia toda sonrisa es social, incluso la que nace de lo más hondo del sentimiento, dado que los propios sentimientos son mecanismos sociales. Profundizando aún más y penetrando las emociones primarias vamos más allá de la sociedad y entramos en la supervivencia individual del organismo. Pero en ese terreno la sonrisa no es precisa. Una emoción positiva no tiene porqué tener su reflejo en un rostro si no es para comunicársela al otro.
En el juego de la comunicación interfiere la consciencia, la razón, el cerebro ejecutivo, que intenta dictar al resto de nuestro "yo", inconsciente, lo que debe expresarse y lo que no. Las convenciones de culturas desarrolladas como la nuestra exigen, en determinadas circunstancias, sonreír cuando uno no tiene ganas o contener la sonrisa incluso cuando uno está jovial.

El brillante semiólogo y escritor Steven Jonson ilustra magistralmente una de estas incómodas (y cómicas) situaciones sociales en su excelente obra: "Mind Wide Open":

Es muy posible que muchos hayamos tenido una experiencia parecida a esta que paso a referir: nos encontramos en una reunión social con varios compañeros de trabajo; por ejemplo, en una fiesta antes de las vacaciones de la empresa, y nos topamos con un compañero con el que mantenemos una rivalidad no reconocida. Es una de esas relaciones que, en superficie, se puede calificar de camaradería pero que, si escarbamos un poco, encierra una competitividad que ninguna de las partes reconoce. Cuando vemos a nuestro colega, intercambiamos las bromas de rigor, pero al poco tiempo éste nos confiesa que algo no marcha bien en su trayectoria profesional; por ejemplo, que por su culpa su empresa ha perdido a un cliente importante o que no ha conseguido la beca de investigación que había solicitado o que la editorial ha desestimado su última remesa de relatos breves. Sea lo que sea, es una mala noticia; el tipo de noticia que un amigo debería acoger con una expresión de preocupación, de tristeza, esa misma expresión que nosotros afectamos cuando oímos la noticia.

Lo que ocurre es que no somos un amigo de verdad. Por debajo de la superficie, somos su rival, un rival que quiere reírse de la mala noticia, que quiere saborear la schadenfreude. Y, así, durante una décima de segundo, mientras oímos salir de su boca las fatídicas sílabas, con un tono que presagia su decepción antes incluso de haber terminado la frase, esbozamos un asomo de mueca que se parece a una sonrisa.

Y entonces se inicia un baila de lo más intrincado. Mientras nuestro rostro se nubla con la preocupación de rigor, detectamos en su rostro un sobresalto momentáneo, que quiere decir: "¡No habrá sido eso una sonrisa!". Tal vez sus ojos se queden fijos de repente en nuestras pupilas o tal vez haga una pausa en mitad de la frase como si algo lo hubiera distraído. En nuestra mente surge un subtitulado codificado, que dice más o menos: "¿Se habrá dado cuenta de la sonrisa?". Mientras le participamos nuestro pesar, nos preguntamos si nuestras palabras habrán sido más crueles que consoladoras. "¿Estará pensando que mi simpatía es fingida?. Tal vez debería mostrarme menos compasivo, por si acaso.

Imagino que a más de uno le habrá hecho combar los labios en una mueca característica la descripción de Johnson.

La sonrisa social es falsa, pero apaciguadora, útil para engrasar la maquinaria social, para impedir fricciones en los cotidianos intercambios. En algunos casos es una máscara de hipocresía, usada por los free riders, por los maquiavelos y aprovechados para pasar por positivos, por ejemplo, ante un reto ante el que realmente no están dispuestos a arrimar el hombro o ante un éxito que les contraría. Pero en la falsedad también hay grados. Es posible que sonriamos a alguien que no nos resulte especialmente simpático, pero no tiene porque ser un contrincante, un enemigo, o alguien que nos caiga gordo. Puede sernos más bien indiferente. Y eso es lo que ocurre en la mayoría de los casos.

martes, julio 03, 2007

¡Tiene narices el asunto!

Nos cuenta Sannon Moffett en su libro sobre el enigma del cerebro que el equipo del neurocientífico John Gabrieli ha descubierto, a través de la técnica de Resonancia magnética funcional, que "la inhalación de sustancias químicas puede afectar al cerebro sin que estas sean olidas conscientemente".

Aunque el ser humano es eminentemente visual, y tiene el sentido del olfato, en teoría, mucho menos desarrollado que otras especies (el cerebro olfatorio se transformó casi por completo en sistema límbico), los olores juegan un papel más importante entre nosotros de lo que hasta ahora se creía. En el plano inconsciente, que representa más del 90% de lo que somos y hacemos, los olores, antes de serlo, es decir, antes de convertirse en qualia conscientes, producen efectos, y las sustancias químicas que no llegan a ser "olidas", sentidas, también. Así, cuestiones hasta ahora inexplicadas o explicadas solamente con dudosos expedientes filosóficos, podrían aclararse. Pienso por ejemplo en las feromonas y la atracción sexual, así como en la vinculación a largo plazo con una pareja. Se suele hablar mucho de la vasopresina y la oxitocina, neurotransmisores, pero poco del mecanismo de activación de los circuitos neuronales (así como de su composición) del erotismo y del amor. Parte de ello podría ser explicado por la "química" volátil que entra por nuestra nariz.

Pienso también en el rechazo incomprensible, irracional, que nos producen ciertos lugares, personas o circunstancias. Es bien sabido, ya desde los experimentos de Pavlov, que una experiencia muy desagradable o directamente traumática quedará asociada, en nuestra mente, en nuestro cerebro, a los estímulos que la rodeen. Esto se debe a que la experiencia se graba con todo su contexto. Dentro de ese contexto puede haber estímulos tanto conscientes como inconscientes, y los olores inodoros (discúlpese la contradicción) podrían estar entre ellos. Así, al estar en una determinada situación social, en cierto lugar y/o con ciertas personas, uno podría sentir un fuerte rechazo y un grave malestar que no sabría muy bien a qué atribuir. Parte de ese malestar podría ser explicado también por la "química" volátil que entra por nuestra nariz.

Nuestro cerebro tiene razones que nuestra razón no comprende, y algunas de ellas son suscitadas por sustancias cuyo seductor o repugnante aroma escapa a nuestra consciencia.

Bueno, ya has olido a esa persona, dime: ¿hay química?.

lunes, julio 02, 2007

Capital Social. ¿Qué pasó en los 60?. Una destrucción de capital social

Siguiendo el precedente establecido por Juan Pablo, he decidido ceder mi pluma a Memetic Warrior, liberal autor del blog más
políticamente incorrecto de la red y de la información en español más completa y actualizada sobre la Psicología Evolucionista y sus ramificaciones cotidianas.

Pero, como su nick indica, es, ante todo y sobre todo, un guerrero de la memética, conocedor de esta ciencia naciente, y beligerante en la defensa de los memes mejores para la Civilización (así, con mayúsculas).

Social Capital: Measurement and Consequences
Robert Putnam:

http://www.oecd.org/dataoecd/25/6/1825848.pdf

Para mi es muy esclarecedor este estudio de Putman sobre el capital social, y demuestra que la economía se esta refundando bajo nuevas bases para que incluya todo tipo de intercambios informales, algo que ahora es parte de lo que habitualmente se llama moral o ética. Un extracto:


Someone said earlier in the conference that it is reasonable to think that social capital and institutional enforcement might be in some sense alternative ways of providing social order. Social capital does facilitate informal contract enforcement – the logic of that derives from the basic theory of social capital, that is game theory: if I have dense ties and networks of reciprocity with other people then I don't actually have to have a contract with my neighbour; both he and I are going to rake the leaves. We just do it without a contract and I don't sue him if he doesn't rake his leaves. Thus, if social capital is declining in the United States, that might have implications for other forms of contract enforcement. So I thought I would look at the relative share of lawyering in the American economy as a whole and how this fraction has changed through time. In 1900, there were 41 lawyers per every 10,000 employees in the United States. In 1970, there were 39.This was a little known Putnam's constant: historically there were about 40 lawyers, plus or minus one, for every 10,000 employees in America. This number was rock-steady over the first seventy years of this century. And then this number started to increase, just as trust and social capital started to decline, so that by now lawyers' share in the workforce has more than doubled.

A corollary to Putnam's law was that there should be one doctor for every lawyer, or one lawyer for every doctor, in America. But that too has changed, because the post-1970 jump in lawyering has not been matched by one for doctoring. Thus the jump in lawyers per capita is not simply a reflection of a general increase in professionals in America; it is unique to lawyers. In fact, over most of the century, the ratio of engineers to lawyers shifted sharply in the direction of more engineers per lawyer, but since 1970 that trend has reversed. You would think that as a country becomes more technologically intensive, more and more of its workforce would be trained engineers, but in fact since 1970 that trend has completely reversed.

What I claim to have shown so far is that by a variety of different measures there has been a massive transformation of social bonds in America over our lifetime. And it is very important for my countrymen and me to figure out why that happened and how we can reverse it.

la destrucción de capital social de los 60s, al que también se refiere fukuyama en su libro "la gran ruptura" probablemente se debe (y esta es mi hipótesis) Al la interconexión de todos los tipos de colaboración y respeto de las normas tal como lo ven las personas: En el momento en que una convención o una norma de respeto recíproco se rompe, se considera roto el contrato social implícito que liga unos a otros. los 60s fueron una época donde se atacó por varios frentes las costumbres sociales. habia una élite desesperada por imponer su estilo de vida a toda la sociedad. Mi hipótesis es que el terror nuclear que puso en primer plano lo contraintuitivo de las ciecia física que lo posibilitaba y el bombardeo constante de las élites por el nuevo medio de comunicación de masas (la tele) hicieron a la gente dudar de la capacidad de su sentido común para estimar lo que esta bien y lo que esta mal. La ruptura de este contrato puede llegar a la mas básica de todas las convenciones sociales: la convención de no mentir. Quizá solo el marxismo ha llegado a producir ese grado de destrucción de capital social. Las consecuencias de todo esto se han notado sobretodo en el campo de batalla en donde dirimen sus disputas ideológicas los paises ricos: los paises pobres.

Putnam considera dos tipos de capital: social bonding y bridging. bonding se refiere a los lazos con personas parecidas a nosotros. Bridging se refiere a relaciones entre personas de distintos grupos culturales, étnicos o de distintos clubes de futbol, por ejemplo. Uno y otro tipo estan relacionados y la falta de bonding destruye el bridging, porque el segundo no se puede producir si las personas no se sienten seguras en una red de iguales. Cuando eso falta, la gente busca consciente o inconscientemente el conseguirlo, para lo cual el mejor recurso es la identificación de enemigos, es decir, los otros, lo cual destruye el bridging.

Otra de las deducciones de Putnam consiste en que es que las insitutciones democraticas, para que funcionen necesitan previamente la existencia de una red de lazos horizontales, es decir que cada uno considere el bienestar de los demás en el grupo. Es lógico. la regla de un hombre/un voto es una convención que exige considerar a los demás tan importantes como uno mismo. En otro caso, lo lógico sería preferir una dictuadura personal o una dictadura de alguien con ideas e intereses parecidos. Además, para que fiuncionen las instituciones, aparte del sistema de chequeos y balances, es necesario que los servidores públicos asuman su labor como un servicio a la comunidad, no como una oportunidad de medrar personalmente. Al menos eso facilita muchisimo las cosas. Aunque ese tipo de principios es imposible asumirlos completamente y guiarnos únicamente por ellos, dada la naturaleza humana (excepto quizá auto-engañándonos y de ahí la necesidad de evitar la acumulación de poderes), es mucho mejor admitirlos como valores éticos, no importa si impulsado por creencias o por razonamientos como este, que asumirlos cínicamente.