lunes, abril 21, 2008

Destino


Tengo menos de una hora. Iré al grano.

No conocí a mis padres. Cuando tenía 10 años recién cumplidos escuché una voz en mi mente, clara y distinta, imposible de confundir con mi propia voz interior, que me decía que sobreviviría a la década que comenzaba. Supuse que era algo que le sucedía a todo el mundo pero que nadie hablaba de ello, así que lo mantuve en secreto.

Apenas hice los veinte años volvió a sonar esa voz, nítidamente, y me dijo lo mismo que la anterior vez. Llegaría a los 30, al menos. Como yo por aquel entonces estaba lleno de vitalidad y deseos me lancé al disfrute de las mujeres y de todas las actividades que se realizan en torno al objeto y objetivo que son las mujeres. Así que salía de juerga y paraba poco por casa. Lo poco que estaba en casa, eso sí, lo empleaba a fondo, leyendo toda clase de literatura, desde las obras completas de Shakespeare, ese genio, hasta alguna historia ligera de Stephen King. Mi tragedia era como la de los personajes del inglés, pero con unos tintes paranormales que recuerdan a las novelas del americano.

Mi entrada en el mundo laboral fue difícil, porque no tenía una vocación clara y mi titulación no era, probablemente, la adecuada. Pero el descubrimiento de las estrategias y tácticas maquiavélicas de los homínidos para ganarse el pan (y algún que otro lujo) constituyó todo un aprendizaje.

Con 27 años conocí a una chica que me resultó particularmente atractiva, tanto físicamente como por otras cualidades menos llamativas, pero más importantes para una relación de pareja. Nos casamos teniendo yo 29 y ella 26. Pero al año siguiente, al cumplir yo los 30, se derrumbó todo. La voz me habló, más diáfana que nunca, sentenciado que no pasaría esta década en la que ahora estoy. Añadió, eso sí, que superaría los 31. Con una perspectiva indeterminada, aunque superior a un año e inferior a 10, veía mi matrimonio como un proyecto condenado y la posibilidad de tener un hijo como algo inviable. Tuve entonces que confesarme y sincerarme con mi mujer.

Al principio se rió, pensaba que estaba bromeando. Después se horrorizó. Me dijo que aquello no era normal, que me pasaba algo raro en la cabeza. Esa voz que yo oía no sonaba en otras mentes, era un caso único, probablemente patológico. Yo intenté explicarle que aquello no era lo habitual, que no tenía voces en la cabeza, que no era un esquizofrénico, que solamente había oído una voz que no fuera la mía, dentro de mi, 3 veces. Pero no había nada que argumentar, tenía que ir al médico. Y así lo hice, como una oveja va al matadero.

Aquel psiquiatra era un tío con barba muy serio, que miraba fijamente a los ojos de uno cuando escuchaba. Básicamente eso es lo que hacía, escuchar, y tomaba mientras tanto notas en un cuardernito. Yo juraría que estaba un poco loco. Me recetó unas pastillas que tomé formalmente cada mañana con el desayuno. Sobrellevé aquel año con la resignación de quien se sabe muerto, y procuré gozar de los pequeños placeres que me otorgaba la existencia. Mi mujer insistía en tener un hijo y al final la dejé embarazada, de un hijo que ahora sé será póstumo, si bien no por mucho, pues mi mujer ha salido de cuentas.

La voz me habló contundentemente al cumplir 32 años: no pasaría de esta edad, pero superaría Enero. Y después Febrero, y después Marzo. Estamos en Abril, y la asesina contabilidad pasó a los días. He oído la voz a diario concediéndome una prórroga de un amanecer más hasta este 21, del que no voy a pasar. Al comenzar esta hora supe que no la superaría. Ahora me quedan 10 minutos. No tengo mucho que añadir, salvo que he vivido y que he amado. Espero Estela, que sobrellevéis tú y Antonio (así pensamos llamar a esa nueva vida que nacerá con mi muerte) mi pérdida. No contesto al móvil, que suena dentro del bolsillo de mi chaqueta, no quiero morir mientras me llamas.

Y no temo: el dueño de esa voz, de mi destino y de mi vida, tiene que decirme la última palabra.

Ahora me está hablando, y quiero comunicar su mensaje: la reenc_______________________

El hombre yacía inerte sobre la mesa, con el bolígrafo aún en la mano, casi vertical y perpendicular a una larga línea que partía de la última letra escrita. Los doctores que realizaron la autopsia no consiguieron determinar la causa de la muerte. Su hijo había nacido. Medía 50 centímetros y pesaba 3 kilos y medio. La madre murió en el parto.

11 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Qué jodidas son las predicciones ¡¡
Voy a aprovechar este espacio, a ver si tengo suerte, y mandar una orden a mi subconsciente: "Voy a ser millonario antes de un año".

Magnífica narración, Maestro.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho, pero el próximo que sea un poquito más alegre, aunque solo sea porque llega el verano.

Germánico dijo...

Carlos, si te toca de aquí a un año me tendrás que invitar a una cena opípara para celebrarlo. ¡¡Que menos, si se debe a la benéfica fortuna de pasar por mi blog!!!.

Jinete, yo es que pienso cosas tétricas. Y el caso es que no lo hago porque sea un desdichado...

Carlos Paredes Leví dijo...

Pensé que me ibas a pedir un coche....

Germánico dijo...

De los amigos no hay que abusar. Además, soy bastante austero.

Kurtz dijo...

Estoy de acuerdo con el Jinete, tío. Procura dejar la muerte a un lado en tu próximo microrelato. Por cierto... esté me gustó mucho.

Abrazos

Germánico dijo...

Coronel, el siguiente no canta a la vida en colores (¡coño!), como el Ministro Bermejo, pero en él al menos no muere nadie.

Fiiiiiiiirrrrrrmes.

La Mamba dijo...

Está genial Germánico. Me ha gustado mucho. Una cosa, el final es como me lo imagino, retorcido como tu mente......... ¿reencarnación?

Una cosa quiero decir Jinete y Coronel, cada maestrillo a su librillo. Y cada cual a su estilo. En el caso de Ger es el drama puro y duro y le sale genial. No cambies. No hagas ni caso.

Es pura envidia jejejeje

Un beso

Germánico dijo...

El final es reenc____________, me temo. Lo demás es cosa de nuestra imaginación.

Muchas gracias Maaaaaaamba. A mi me va el drama griego, con incesto, asesinato y suicidio.

Germánico dijo...

Ah, y lucha denodada e inútil contra un cruel Destino....

La Mamba dijo...

A mi también Germánico que para pasteladas ya tenemos a Disney.
No hay más que pensar en el nombre de tu blog para saber que a ti lo que te van son los dramas.

Pero hay que seguir luchando Ger aunque esté el puñetero Destino en nuestro camino jejeje.