sábado, mayo 05, 2007

¿Quo vadis?

Desde el “no hay nada nuevo bajo el sol” de Salomón al “eterno retorno de lo idéntico” de Nietzsche, el pesimismo circular postula que estamos condenados a repetirnos, conozcamos o no nuestra historia, a representar una y otra vez a través de la línea del tiempo las mismas tragedias y las mismas comedias bajo distintos disfraces, tras distintas máscaras.

Este pesimismo ilustrado se opone a la idea de progreso monopolizada por ilusos de toda índole, por utópicos entusiastas de sus prejuicios, es decir, de sus filias y fobias. En última instancia han sido estas emociones las que han impedido todo avance “racional”, pues constituyen la materia prima de la que está hecha la naturaleza humana.

El liberalismo ha tratado de salvar la contradicción entre el progreso y nuestra naturaleza apostando por los procesos impersonales, yendo del mercado de Smith, en el que el egoísmo privado promovía el bien público, al orden espontáneo de Hayek, en el que la acción no concertada y semiinconsciente de los individuos llevaba a un orden superior no programado.

La evolución biológica da prueba de cómo el azar y la necesidad, sin un creador y organizador externo, fueron capaces en su mutua interacción de crear y organizar la diversidad de la vida. Existió un progreso, indudablemente, negarlo sería necio. Evolucionar es progresar, pero no teleológicamente, no con un guía que lleva a un fin, a un punto Omega o a la precaria perfección de la consciencia (y esto con independencia de que la consciencia y sus portadores sean más o menos complejos, más o menos elevados, “mejores”).

Nuestra sociedad, del mismo modo que la naturaleza, y como parte de ella, ha evolucionado, institucional, económica, políticamente….etc.

A la luz de lo expuesto parece no existir una contradicción entre el liberalismo y el ateísmo, contrariamente a como sucede entre el progreso y nuestra naturaleza. Empero aquí se entrelazan los cuatro conceptos en un todo complejo que conviene discernir circunspectamente.

El ateísmo es una conclusión racionalista. Como dijera mi compañero de blog Ijon Tichy, nadie nace ateo. El ateo se hace. Pero nuestra naturaleza, decíamos, no es racional. Así el ateísmo resulta ser una opción sentimental, una filia a ciertas ideas y costumbres tanto como una fobia a otras distintas. Dicho sentir se sustenta en argumentos racionales que presuntamente no están determinados por la emoción, son externos a esta, al cuerpo, son objetivos, y preceden a la emoción en lugar de sucederle. Según la teoría periférica de la emoción de William James las reacciones fisiológicas de la emoción son anteriores al sentimiento (que tiene un componente cognitivo y “racional”), lo cual pone en entredicho esta otra concepción de las ideas como previas al sentir. Pero no podemos afirmar de forma categórica, con los conocimientos actuales, la validez de dicha teoría. Supongamos que efectivamente es cierto que los argumentos y conclusiones de la razón son perfectamente objetivos. Esto nos llevaría a que existe una verdad objetiva fuera, independiente de nuestro juicio pero que nuestro juicio, si se afila y afina, puede percibir, es decir, llegaríamos al racionalismo. Y este racionalismo, contrario a las emociones, diferenciaría entre emoción y conocimiento, y entre personalidades más emocionales y más racionales, siendo las primeras menos objetivas y estando menos en lo cierto que las segundas. ¿Qué es lo decíamos que impide el progreso?: nuestra irracionalidad. Pero si dicha irracionalidad es superable, al menos por un grupo pequeño de racionalistas, el progreso sería posible y, de hecho, deseable, pero estaría obstaculizado exclusivamente por la irracionalidad de unos cuantos. Por tanto la contradicción no se daría entre progreso y naturaleza humana, sino entre progreso e irracionalidad de algunas personas, y el camino al progreso quedaría de nuevo expedito si esas personas, verdadero obstáculo, fueran reeducadas o eliminadas.

El liberalismo se opone precisamente a estas últimas soluciones: la persuasión y el acuerdo voluntario son la única vía de superación de divergencia de pareceres y de resolución de conflictos. Así el ateo liberal se ve en la difícil tesitura de convencer a los creyentes de su “error intelectual”, base sobre la que se asientan los templos pero también los cadalsos, algunos buenos sentimientos morales, pero también el antiliberalismo más atroz. Tiembla ante la perspectiva de que el progreso posible se vea obstaculizado por la ceguera de los necios, pero no tiene a su disposición otro recurso que su habilidad oratoria y negociadora (que incluye los recursos susceptibles de negociación).

¿Puede y debe el liberalismo asentarse en la fe?: para muchos liberales conservadores la respuesta es un sonoro sí, pues consideran que ésta vertebra los valores, y estos hacen factible la libertad, haciendo innecesaria en alto grado la coacción. Creen que la ausencia de un referente moral superior, que haga universales las normas, convierte a la propia moral en un conjunto de fórmulas huecas a ojos de la mayoría de las personas. Pero hablar de fe, así en abstracto, es entrar en una metafísica un tanto dudosa. Es obvio que la moral, si es universal, nada le debería a esta o a la otra fe en particular, siendo las fes diferentes, sino, en todo caso, al fenómeno de la fe en algo suprasensible, trascendente, como catalizador de acciones morales acordes con esa moral universal, que podría ser, sencillamente, algo innato, adquirido en la filogenia.

En este sentido podría argüirse que quienes, desde el ateísmo, defienden que la moral es universal por ser natural, obvian el factor ambiental activador o acelerador del comportamiento moral, que no es otro que el religioso, entendiendo por religión una institución cultural de socialización, que debe su importancia al factor tangencial a la realidad en la eternidad y el infinito, al factor trascendente (hablamos, por supuesto, de los grandes números de la sociedad en su conjunto, no de casos particulares).

Lo que parece claro es que el liberalismo es algo más que una doctrina política y social, algo más que una teoría, y que requiere un sustrato de valores en la sociedad que lo hagan practicable. En nuestro Occidente cristiano ha sido posible desarrollarlo, hasta cierto punto (y este “hasta cierto punto” es todo un mundo). Pero ¿qué ocurre hoy en día en el mundo musulmán, por poner el ejemplo más representativo?. Allí podemos apreciar el conflicto insoluble entre algunos valores y el liberalismo. Allí el liberalismo parece imposible, en las actuales circunstancias sociales, culturales y religiosas. Hay fe, hay valores, pero el liberalismo es rechazado. Así que la fe y los valores no pueden ser el cimiento de la libertad, sino, en todo caso, uno de los factores que contribuyen a ella, en el caso de la fe, y otro, en forma de ciertas costumbres y normas no universales, en el caso de los valores.

Yo nunca tuve muy clara la idea de progreso. Tengo la sensación de que las sociedades deben pasar por una serie de etapas penosas antes de llegar a la libertad. Intentar saltar estas etapas no es progresar, es intentar una revolución, lo cual probablemente conduzca a una involución hacia formas de servidumbre nuevas. El progreso no es algo que se logre a golpe de decreto, sino evolucionando, y nunca se puede saber cual será el resultado de una evolución. A veces me entra el pesimismo cuando veo cómo pese a caer el muro y ponerse contra las cuerdas a las teorías sociológicas ambientalistas sigue habiendo una enorme fuerza social contraria al único progreso posible, el indeterminado, en nombre de progresos y revoluciones teleológicas o, también, claro está, teológicas.

¿Será posible que el pesimismo circular tenga la razón?, ¿o es acaso la falta de perspectiva de alguien sumergido en el río de la vida lo que me impide ver el pasado y el porvenir más allá de mis narices?.

Hoy un hombre medio tiene mejores condiciones de vida que un Rey del medievo, dicen. Pero si se ve hundido en las simas de la desesperación y la anomia, arrojado quizá por la falta de esperanza, de valores, de fe, ¿de qué le vale?. ¿No era acaso más feliz un siervo de la gleba?.

¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?.

Mono evolucionado…¿Quo Vadis?.

24 comentarios:

El Cerrajero dijo...

No sabemos a dónde vamos pero si 'como vamos': de culo y lanzados cuesta abajo.

Anónimo dijo...

Que si te hace falta un batero para la canción, yo mismo podría servirte, aunque hace algunos años que no me siento en una. jejeje

Un abrazo para tí y para IJON; y os digo lo mismo que a LEBECHE: que aprovecharé estos días para leer lo atrasado (eso sí, con música de fondo).

Germánico dijo...

Cerrajero, con ZP y sus acólitos al timón, de culo y lanzados cuesta abajo es lo mejor que se puede esperar.

Batiola, un placer tenerte de nuevo por aquí....¿dónde estuviste, faenando en alta mar?.

Si te vas a repasar todos nuestros rollos empieza por ESTE. En los comentarios tocamos un poco temas de pesca de los que seguro tú sabrás mucho más que nosotros.

Un abrazo.

Germánico dijo...

Enlacé mal, por lo visto. Este es el post, Batiola.

Anónimo dijo...

La verdad es que me paso de vez en cuando, pero llevo una buena temporada sin apenas escribir, porque tenía la mente más ocupada en los asuntos laborales (y otros), y no encontraba tiempo para exponer argumentos, o argumentos para ser expuestos.

Con respecto al atún y el mercado, a ver si "se pega" esta noticia de hoy: http://www.lavozdegalicia.es/se_maritima/noticia.jsp?CAT=109&TEXTO=5778410

Espero que en cualquier momento se me de por hacer una entrada con algún comentario en el interesante debate que me recomendaste para empezar las lecturas, y cuyos argumentos pueden ampliarse tras conocer esta noticia.

Un cordial saludo para tod@s.

PS.- IJON, eso de probar las medusas tiene su "miga". jejejeje

Carlos Paredes Leví dijo...

El hombre siempre es el mismo (se cometen los crímenes por iguales motivos que en la Biblia)y lo único que cambia, es la tecnología.

Eduardo Zugasti dijo...

Desgraciadamente, la cuestión de la felicidad no se puede medir en términos absolutos o "materiales" ("Hoy un hombre medio tiene mejores condiciones de vida que un Rey del medievo"), puesto que parece estar bastante relacionada con el status, es decir, con la posición que ocupa un hombre con respecto a los demás hombres.

En cuanto a las raíces "religiosas" del liberalismo, creo que el que mejor lo ha explicado es Escohotado:

"el proceso que hemos seguido desde la crisis de Roma hasta la sociedad comercial exhibe sucesivas versiones en la interpretación del Nuevo Testamento, tantas como preciso fuere para pasar de una pequeña secta hostil a la propiedad privada y la previsión hasta la clase media más amplia y previsora de los anales."

"Tantas como preciso fuere" significa que la ética del trabajo fué seleccionada, no porque fuera "religiosa", sino porque estaba mejor relacionada que otro tipo de éticas con respecto a las cuestiones más elementales de la supervivencia.

Sra. Gaytán dijo...

“Hoy un hombre medio tiene mejores condiciones de vida que un Rey del medievo, dicen. Pero si se ve hundido en las simas de la desesperación y la anomia, arrojado quizá por la falta de esperanza, de valores, de fe, ¿de qué le vale?. ¿No era acaso más feliz un siervo de la gleba?.”

Te respondo con dos citas: “La vida es siempre un proyecto a terminar, apasionante cuanto mayor desafía al destino” y la completo con otra de Rubén Darío : “La vida es dura, amarga y pesa..... la vida es dulce y seria”

Estoy de acuerdo, no obstante que nuestro mundo, el de aquí y ahora está muy lleno de cosas, pero se tiene la sensación a la vez, que está muy falto de organización adecuada y sobre todo de generosidad, entrega y compromiso; falta un establecimiento adecuado de ciertos valores básicos, que probablemente en la edad media los tenían muy claros, pero no creo que con la ausencia de desarrollo científico-técnico y de liberalismo económico la vida fuera fácil para nadie tampoco entonces....

No obstante sólo los que “mejor se adaptan a lo que hay”. que diría el viejo Darwin, sobreviven mejor.

Germánico dijo...

Eso que dices de la felicidad, Eduardo, me trae a la mente las ideas de algunos sociólogos “igualitarios” que dicen que la pobreza en nuestro tiempo y en nuestro “occidente de abundancia” ya no es absoluta, sino relativa. Así consideran que la justicia social sigue siendo muy deficiente porque los “pobres” siguen siendo muy pobres en comparación con los ricos aunque tengan bienes de consumo asequibles y, en general, infinitamente mejores condiciones de vida. Esto encaja perfectamente con la felicidad como algo bastante relacionado con el status. La cosa no se soluciona pues con la mejora de la calidad de vida de la gente en términos absolutos. El resentimiento, la envidia, el malestar, no se superarán hasta que todos nademos en una abundancia ociosa, dicen, pero el status solamente está parcialmente relacionado con el “dinero” o el bienestar material (que por lo general reflejan más que determinan este), con lo que la desigualdad siempre existirá.

El Nuevo Testamento tiene al menos la ventaja de poder ser interpretado libremente. Peor es la cosa con el Corán, que ha de tomarse al pie de la letra. Estoy contigo en que las interpretaciones se han adaptado a los tiempos y a la fuerza relativa de la Iglesia como institución social.

Según lo antedicho, Carlos, no sé si lo único que cambia es la tecnología. También se interpretan las cosas de distinta manera (los distintos disfraces, las distintas máscaras de los que hablaba). Pero ciertamente el trasfondo humano, nuestra naturaleza, no ha cambiado mucho (o nada) desde la prehistoria, y, por supuesto, desde los más recientes tiempos bíblicos.

Batiola, la cosa está chunga con la competencia asiática. Ya nos contarás más cosas desde tu experiencia marinera.

Germánico dijo...

Bueno Sra. Gaytán, yo creo que la humanidad como conjunto está muy bien adaptada al ambiente. Pero cada individuo particular puede o no prosperar dentro del marco social, económico político y cultural que le ha tocado vivir. Desde el punto de vista biológico de dejar descendencia y sobrevivir creo que el problema está más que resuelto.

Creo que algo que sucede bastante es que una vez lograda la supervivencia pura y dura mucha gente es aplastada por la molicie, o un deseo de molicie. La sociedad humana sigue necesitando nuestro concurso para mantenernos en una óptima relación con el ambiente. El trabajo sigue siendo necesario. Sin embargo el mercado está lleno de bienes y servicios que nos hacen tener una falsa sensación de “paraíso”, de fruta en el árbol, y olvidamos la condena a ganar el pan con el sudor de la frente, venga esta de Dios o del azar y la necesidad. Nuestro bienestar debe ser aún mantenido con nuestro trabajo, y esto no produce....bienestar. Así que muchos se sienten muy mal con su situación y más aún, como señala Eduardo, si su status es bajo. Hace falta motivación, según siempre han dicho los psicólogos. Lo que sucede es que las raíces de la motivación son profundas, y se hunden en nuestro pasado evolutivo.

Ijon Tichy dijo...

Buuuf. Demasiadas cuestiones existenciales juntas.

¿Hay moral sin religión? La respuesta sería que sí, creo yo. Ahora bien, ¿la hay sin una base religiosa? Eso ya es más complicado. Probablemente haga falta el "activador" que comentas.
Al menos en el origen.

Pd. Un saludo Batiola. Hay que comer de todo, ¿que me dices del hambre que tenía que pasar el primer tío al que le dio por comerse un percebe?

Desde Elea dijo...

“La evolución biológica da prueba de cómo el azar y la necesidad, sin un creador y organizador externo, fueron capaces en su mutua interacción de crear y organizar la diversidad de la vida.”

Bueno, teniendo en cuenta, que antes que lo biológico fuese biológico, no lo era, y que todos entendemos que todo aquello que carece de entidad biológica, carece a su vez de vida (léase de toda voluntad), a lo cual solemos definir como inorgánico o mas abstractamente como materia, ¿Dónde se encuentra la “tabla de medidas” de ese azar sometido a regla, regla de “necesidad” (¿la lógica del azar?) que mueve a lo inorgánico a convertirse en orgánico”? .

Sinceramente, esto me lleva a una pregunta ¿cuando habla de necesidad, a qué necesidad se refiere? ¿De donde surge? ¿Qué fue primero la necesidad o el azar, o, acaso, viceversa?

La irracionalidad a veces se viste de traje y monóculo y va por ahí sentando cátedra.

Desde Elea dijo...

“¿Puede y debe el liberalismo asentarse en la fe?: para muchos liberales conservadores la respuesta es un sonoro sí, pues consideran que ésta vertebra los valores, y estos hacen factible la libertad, haciendo innecesaria en alto grado la coacción.”

Bueno, yo creo que la fe, no es objeto de “toma y deja”, como el que se cambia de traje. En todo caso la fe, es un movimiento interior completamente individual, el hecho de aceptar como cierto, no solo algo que no podamos comprobar, sino algo que se enfrenta a lo que nos dicta incluso, nuestro propio sentido común, o sea creer en el “absurdo”.

Y esta decisión no puede ser de otra manera que volitiva e independiente en cada individuo, sino es otra cosa…

“¿Puede y debe el liberalismo asentarse en la fe?” el liberalismo no deja de ser un método de arquitectura social, con el objetivo de crear una estructura estatal, capaz de defender las libertades individuales, y en general, todas aquellas libertades que pueden hacer peligrar los colectivismos y otras formas totalitarias o elitistas de poder. Lo que no es el liberalismo es el espíritu santo, y por lo tanto no puede reclamar una fe que no puede individualmente sentir.

Germánico dijo...

Ijon,

Este es uno de los debates candentes en el liberalismo actual, y creo que tiene que ser objeto de nuestra reflexión hasta que seamos capaces de aclararlo.

Eleata,

Lo orgánico, igual que lo inorgánico, es materia. La frontera entre lo biológico y lo no biológico no es perfectamente nítida. Los virus, por ejemplo, son pedazos de ADN o de ARN con una proteína que hace las veces de escafandra y de llave para penetrar las células. ¿Está vivo un virus?. Si nos atenemos a tu definición que identifica “vida” con “voluntad” habría que decir que no. Pero ni un virus ni una bacteria ni los protistas ni muchos seres pluricelulares tienen una “voluntad”. Claro que quizá tendrías que definir voluntad como yo voy a tratar de definir la necesidad porque, como decía Voltaire: “si quieres discutir conmigo comienza por aclarar tus términos”.

La necesidad en el contexto biológico podría muy bien denominarse “voluntad”, si utilizamos este concepto en un sentido laxo, amplio, que en cierto modo desvirtúa el significado original, asociado a la volición consciente o a una teleología más o menos vaga.

Necesario en un sentido lógico y restrictivo es aquello que no puede dejar de suceder. En el sentido amplio que apunto es algo que sucede, que debe suceder, de acuerdo con un orden que se crea a sí mismo a partir del desorden circundante, de un proceso autoregulado, de acuerdo con un ente biológico, pues. En este sentido pues el azar precedería a la necesidad. Primero combinaciones aleatorias de elementos químicos darían origen a moléculas orgánicas complejas, hasta que se produjera un “replicante”, y, a partir de ahí, las cosas seguirían el curso marcado por la necesidad inherente a la replicación y al proceso azaroso de diferenciación y criba de la evolución.

No entendí exactamente qué querías decir con: “la irracionalidad a veces se viste de traje y monóculo y va por ahí sentando cátedra”. Es algo susceptible de explicación aclaratoria. Si lo he entendido correctamente no sabría muy bien a quién aplicarlo, fundamentalmente por los fundamentos irracionales del pensamiento llamado racional, aunque también por otras "razones" más prosaicas.

En cuanto a la relación entre liberalismo y fe no tiene porque asentarse en ningún colectivismo ni chaqueterismo filosófico. Se trata del sustento que tienen los principios liberales en los principios y valores morales y estos en la fe. De todas formas yo en tu caso revisaría la idea de liberalismo. Abarca muchas tendencias que abominarían de la idea de Estado, de estructura Estatal, de “arquitectura social”.

Un saludo.

Juan Pablo dijo...

Necesito tiempo, vuelvo mas tarde.

¿Tichy, has salido del pozo? ¿cómo te fué con la obra?

Ijon Tichy dijo...

Jeje, JuanPa, en esta ocasión estuve de vacaciones, para resarcirme del bricolaje en la semana santa.

Sobre el asunto de lo orgánico y lo inorgánico, antes de ir a mayores parece conveniente aclarar que "orgánico" no es sinónimo de vida.

Es sencillo crear moléculas orgánicas (se hizo hace más de 50 años), en concreto aminoácidos, a partir de una atmósfera primitiva con amoniaco, metano, agua, CO2, etc. y chispas eléctricas (simulando rayos) como activador.

Es imaginable la unión de tales aminoacidos en cadenas formando proteinas (la polimerización es también un fenómeno inorgánico frecuente).

El punto de discusión es como evolucionar desde proteinas formadas al azar hasta ADN con capacidad autorreplicante, que es lo que, creo, podemos llamar vida.

En ello está la ciencia.

Germánico dijo...

Ya hace años, antes de pasarse de la biología molecular al estudio de la conciencia, Francis Crick propuso la interesante hipótesis de que el primer replicador hubiera sido ARN. Hoy en día se sabe que el ARN tiene propiedades autocatalíticas, frente al inerte ADN (que requiere un montón de colaboradores proteicos para traducirse) y esto dice mucho a favor de la hipótesis de Crick.

Ijon Tichy dijo...

En general, en lo poco que conozco del asunto efectivamente se suele considerar el ADN como "evolución" del ARN, pero en fin, a saber.

Por otra parte, una vez que se tiene ADN o ARN, formar una célula, tiene su miga.

Desde luego, en lo que hay acuerdo es en que se está muuuuuuuy lejos de poder reproducir en laboratorio todos estos pasos (supuestamente) evolutivos.

Germánico dijo...

Algo que llevó millones de años no debe ser fácil reproducirlo en un laboratorio en unos meses....

Carlos Paredes Leví dijo...

si ni siquiera pueden reproducir la miel, así que imagínen otras cosas...

Desde Elea dijo...

Germánico.

En cuanto a esto: “Lo orgánico, igual que lo inorgánico, es materia. La frontera entre lo biológico y lo no biológico no es perfectamente nítida. Los virus, por ejemplo, son pedazos de ADN o de ARN con una proteína que hace las veces de escafandra y de llave para penetrar las células.” Estoy de acuerdo con Vd., nada que alegar, si acaso, observar, que efectivamente son “pedazos” pero no pedazos de cualquier cosa, sino, pedazos de ADN o de ARN, pedazos cuantitativamente, que no cualitativamente.

A continuación se hace Vd., esta pregunta: “¿Está vivo un virus?” Y lo primero que se me ha venido a la mente son las siguientes preguntas: ¿mueren los virus? ¿Tienen instinto (voluntad) de supervivencia? ¿Se reproducen?...

“como decía Voltaire: “si quieres discutir conmigo comienza por aclarar tus términos””.

Je, sobre esto, en cuanto a lo de “aclarar” y “términos” se podría estar discutiendo toda una vida. Imagino que en alguna ocasión a todos nos ha pasado el no poder encontrar “términos” adecuados al conjunto de nuestras “evoluciones dialécticas”, normalmente nos parecen o muy poco aclaradores o demasiado abstractos. Esto se solucionaría si todos hablásemos en “matemático” claro, que, mi “matemático” es flojo, y me da que, exponer diferencias, seria un acto extremadamente aburrido.

En cuanto a el termino “voluntad” y en relación a como lo planteé, y por lo que creo que Vd., me pregunta; decirle que al termino “voluntad” en cuanto a ser voluntad consciente de esa “vida”, quedaba implícitamente descartado tratando de lo que trataba….

La “voluntad” de la que hablo, estaría más cerca (en relación con el organismo en cuestión) del “instinto” que de cualquier otra cosa. Los seres superiores aun disponiendo de voluntad consciente, no dejan de tener voluntad inconsciente, no necesita un ser consciente tener consciencia del “instinto o voluntad de supervivencia”, para tenerlo ni ejecutarlo. Resumiría en que en lo vivo, aun en lo más arcaico de sus expresiones. Yace una voluntad de vivir, quien sabe si acaso tal vez, de hay, los instintos.

Y entonces, en cierta manera la voluntad se convertiría en una especie de “necesidad”….
En cuanto a lo de la irracionalidad vestida con traje…, precisamente me refería a esas contradicciones e irracionalidades de las que con facilidad se suele hacer dogma. Cualquier otra interpretación y sobre todo en sentido, auque sea lejanamente, despectivo, es un error de apreciación, culpa mía por supuesto por no ser más “claro”

Me encuentro algo escaso de tiempo, para entrar en lo del “Liberalismo”, en los “términos” en que me lo ha planteado. Pero en caso de que no le suponga un incomodo mis “apariciones” lo dejo para otro momento.

Un saludo.

Germánico dijo...

Pues sí, Carlos, la naturaleza no es fácil de reproducir en el laboratorio. El experimento que contó Ijon lo logró y fue muy ilustrativo, pero se trataba simplemente (que nada tiene de simple) de crear moléculas. El paso a la célula creo que no se podría lograr en laboratorio, o no al menos hasta que no se tenga la clave de cómo pudo suceder. Ya sabes: antes de hacer el experimento hay que diseñarlo, y para ello uno debe tener una idea aproximada de lo que está buscando...


Eleata,

El hecho de que ADN y ARN sean pedazos de materia organizados en “cuantos” o, dado que forman algo parecido a un collar, en cuentas, no supone que deban tener cualidades similares a cualquier otro agregado aleatorio de átomos. Lo que se denomina propiedades emergentes, y que surge de interacciones específicas, otorga cualidad a lo que en principio pudiera prometer ser un simple agregado amorfo de átomos. Para esto la cibernética puede ilustrarnos: si tomas de un sistema complejo una de sus partes difícilmente podrás saber para que sirve, sólo adquiere sentido en comunión con las otras.

Los virus si se reproducen, lo que sucede es que –permíteme la metáfora, al igual que el tratamiento de tú- utilizan el útero de la célula.

Je je je....tampoco es que mi matemática sea el no va más. Quien creo sabe un poquito de ellas (las diosas matemáticas) es mi compañero Ijon Tichy. De todas formas las matemáticas tienen una utilidad restringida (aunque sea muy grande), y hay cuestiones (especialmente si son de índole metafísica, pero también si son físicas y de mensurabilidad imposible), que no pueden tratar. Yo creo que es posible aclarar los términos hasta cierto punto, al menos para el mutuo y fructífero entendimiento. Así haces al especificar que el término voluntad no lo trataste como voluntad consciente. Yo por eso hablaba de una teleología vaga, de un “perseguir un fin” no dictado por una consciencia propia. Se le llame voluntad, instinto o como se quiera, al final es comportamiento. Cuanto más desarrollado está el organismo más complejo es el comportamiento y mayor parte de él es “libre”, en el sentido de no ser condicionado directamente por el ambiente en forma de acción-reacción. Así pues instinto y voluntad son cosas que han evolucionado con los organismos, desde una simplicidad primigenia (por ejemplo la quimiotaxis de algunas bacterias) hasta los elaborados rituales de nuestros usos sociales. Cuanto más simple es el organismo en la escala de la vida más necesario es su comportamiento, por tanto. Por ello algunas voces se alzan contra quienes hablamos del hombre como de un conjunto de instintos hablando de “reduccionismo” y “determinismo”: piensan en la acción-reacción y no se dan cuenta de que nos referimos a algo más complejo, pero no por ello menos natural, ni menos material.

Nuevamente aclaras tus términos, o tratas de hacerlo, al explicarnos lo de la irracionalidad con traje y monóculo que sienta cátedra. Me basta con que no fuera despectivo.

Eres una persona inteligente con una formación muy filosófica, yo diría un tanto eleática, por la Escuela de Elea, por Zenón y los suyos. Por ello te recomiendo que te adentres en el maravilloso mundo de la biología, que es nuestro maravilloso mundo, pues creo que disfrutarás mucho con el viaje. Del liberalismo, pues eso, ya hablaremos en otra ocasión.

Un saludo.

Albert dijo...

Le pones palabras a los pensamientos que el miedo y la juventud no me permiten escribir.
Recordandome al post aquel de "hacer unas respis", tengo miedo desde hace meses (tu texto lo acabo de conocer) a dormir, porque no me gusta la idea de perder la conciencia. Y mucho menos, la posibilidad de que, durante la noche, los cambios que se dan en mi cerebro, aunque sean en pos del macro-organismo que soy, den lugar a otro ente consciente diferente, lo que significaria el no ser del actual. Tengo miedo de meterme en la cama.
Y el mismo tiempo, o más, lleva asaltandome la idea de la poca o nula trascendentalidad. Y del entorno que me rodea, muy poco reflexivo, la unica posibilidad que se me ofrece es la de ese "pregreso", que de lugar a llegar a lo mismo pero tal vez en un estadio mayor, como en el mismo sitio del circulo solo que en muelle, un piso arriba. En cualquier caso, esa idea no me consuela nada, ser un paso intermedio y necesario, entre otras cosas mas obvias, por que marca en gran medida el futuro, o como la new age rancia llamaria, "el destino".
Son las 4 de la mañana, trengo miedo de dormir, se q tendre q hacerlo durante un tercio de mi vida, y me siento como el hombre que comparas con el siervo de la gleba.

Germánico dijo...

Tienes miedo a la muerte y a la locura, a que se disgregue tu yo de una u otra forma. Ese miedo va necesariamente asociado a la idea de la poca o nula trascendentalidad. Lo que dices de subir niveles me trae a la mente lo que le sucede Alicia en el país de las maravillas en un momento del cuento en el que ha de correr para permanecer en el mismo sitio. Cuando uno busca trascendencia en un mundo al que se la ha quitado todo lo que haga será así.

No temas, duerme. Como decía Jim Morrison "con la muerte acaba el dolor".