viernes, marzo 02, 2007

Meme "predictor": va usted a ser mamá

La izquierda y la derecha definieron el siglo XX, ¿Qué será lo próximo?

Aceptemos que así fue. Creamos que el siglo XX quedó definido por la izquierda y por la derecha, olvidémonos del arriba y el abajo, del norte y el sur, el este y el oeste, del postmodernismo y de la física cuántica. No deja de ser una gran reducción de algo tan inmenso, tan inconmensurable, como un siglo. Si, lo sé, un siglo es perfectamente mensurable temporalmente (100 años ¿verdad?). Aún así la gente se armó un lío enorme con el cambio de siglo. Si lo pensamos nuestra medida del tiempo no es del todo arbitraria: la sucesión de estaciones en ciclos regulares nos obligaba a medirlo. Desde la revolución neolítica con seguridad la cosa es así, por eso de la agricultura. Pero ya antes también debía serlo, y prueba de ello son los ritmos circadianos de nuestro cerebro, de nuestro organismo, y de todos los demás organismos, que la evolución nos imprimió de acuerdo con la revolución preneolítica y preevolutiva de los astros. Lo que precede determina lo que sucede. Piénsese desde esta perspectiva en el término revolución en una acepción ligeramente diferente pero previa: vuelta, eterno retorno de lo idéntico; piénsese en los misterios eleusinos o en lo que se quiera, las cosas se repiten y, como dijera Salomón en El Eclesiastés: "no hay nada nuevo bajo el sol", bajo ese sol que quemó las alas de cera de Ícaro, bajo ese dios, Helios, que recorría en su carro el firmamento y volvía todas las mañanas para retirarse todas las noches y dejarnos a Selene, la diosa lunar. Copérnico hizo su revolución simplemente cambiando el astro que hacía las revoluciones, que era el más pequeño, como suele suceder, igual que los más pequeños, en la sociedad humana, se revolucionan contra los grandes y los grandes hacen que la sociedad se revolucione alrededor de sus ideas y creaciones.

¿Cuándo nació Jesús?. ¿Cuándo escapó Mahoma de la Meca?. Julio César (o sus sabios colaboradores con los que se reunía en una corte que solo constituyó en Imperio su sobrino) ya antes había elaborado un calendario que duró hasta el gregoriano. Los Mayas también miraban los astros, y Feynman, que expuso magistralmente todo lo relativo a sus revoluciones, estudió con asombro admirativo sus signos y calendarios. Pero los profetas marcan los mejores tiempos en todas las carreras de fondo. Quizá en su día los crucifiquen o los expulsen de su ciudad, pero a largo plazo todos mueren menos ellos (tomo aquí la ingeniosa frase de Lord Keynes: "a largo plazo...todos muertos"). Tenemos probablemente más memes (de los auténticos, de los que Dawkins definió) en nuestra mente de la cosecha de los profetas que de ninguna otra fuente. La cosecha de los profetas cumple con la revolución de las estaciones y vuelve con cada nueva generación de seres humanos. Vuelve, al menos, en nuestros calendarios, como origen, puesto que los verdaderos orígenes están perdidos en las brumas de la evolución del cosmos. Quizá algún día se elabore un calendario con origen en el big bang.

Pero me estoy desviando del tema y además he excluido el calendario chino, que no es debido a ningún profeta.

Para Kant en tiempo era un parámetro que junto con el espacio nos ubicaba en la realidad, en definitiva creación de la mente humana. Cuando mi padre me contaba eso, en uno de nuestros largos paseos filosóficos por el parque del Retiro, yo pensaba en unos ejes cartesianos, a modo de mirilla, puestos delante de mis ojos, entre mi yo y el mundo exterior. Pero como decía Sastre: "la existencia precede a la esencia". Tiempo y espacio no son abstracciones ni elementos constituyentes de nuestra mente por casualidad, sino por causalidad, las revoluciones de los astros existen, con un sentido desprovisto de significado hasta nosotros, pero solo posible por ellas.

¿Qué es un siglo?: una parte del continuo de la historia que va desde el origen del cosmos hasta nuestra conciencia presente. Es una acotación. Y la pregunta sobre la izquierda y la derecha parte de otra acotación. Sin acotaciones no podríamos siquiera pensar. Necesitamos partir de axiomas, de presupuestos, para siquiera articular palabra. Como señalaba Nietzsche: "toda palabra es un prejuicio".

Política, economía, sociedad. Esos son principalmente los temas sobre los que hemos de hacer una predicción. En condiciones de laboratorio y operando con pocas variables es relativamente sencillo (digo relativamente porque no creo que sea fácil diseñar un buen experimento).

¿Puede un climatólogo decirnos qué tiempo va a hacer el año que viene?. Con temor y con muchos "peros" aventura una hipótesis plausible sobre los días venideros. Y la puntería de su predicción "sobre el tiempo" converge hacia la de una escopeta de feria según avanza "en el tiempo" . Yo puedo afirmar: "llueve" cuando noto que las gotas de agua caen sobre mi cabeza y no hay ningún balcón con maceteros interpuesto entre un cielo cubierto y yo, o algún otro fenómeno desconocido o que haya pasado por alto.

La sociedad humana, como el clima, es un sistema complejo. Y llegará además el día, quizá en este siglo, en el que se pueda confirmar la hipótesis adelantada por Montesquieu de que el clima determina en gran medida el carácter de los pueblos (léase mejor cultura). Pero hoy por hoy ni se puede verificar esa hipótesis ni ninguna otra que haga relación a sistemas complejos. Se pueden hacer experimentos sencillos y generalizar conclusiones a partir de los resultados que arrojen.

Hay cosas que se repiten y cosas que varían, hay parámetros y variables en la compleja ecuación de la complejidad. La ciencia ha buscado con ahínco (y ha encontrado algunos) parámetros, leyes universales, generalizaciones plausibles. Pero la variabilidad de los sistemas complejos se nos antoja infinita. Podemos hacer historia, incluso Historia, con mayúsculas. Las contingencias pueden ser evaluadas desde diversas ópticas a posteriori. Pero no podemos predecir el futuro de algo tan amplio y profundo como la sociedad, porque es como un bombo de lotería, que tiene siempre los mismos elementos constituyentes (bolas con los mismos números y el propio bombo y sus "revoluciones"), pero que siempre arroja una combinación distinta. La combinatoria de los sistemas complejos es la base de su complejidad. Sus parámetros, sus constituyentes fijos, son lo que podría denominarse sus leyes inmutables.

Hay cosas que se repiten y cosas que varían, y hasta ahora se han creído muchas cosas acerca de la variabilidad o inmutabilidad de la naturaleza humana. La cuestión ha sido y sigue siendo determinar los parámetros y las variables, los instintos, lo innato, y lo cultural, adquirido, lo imposible de cambiar y lo moldeable.

Quiero de todas formas especular, quiero crear, quiero representar. Sírvanme de inspiración la foto de Dolly que Peggy ha puesto en este meme que me ha mandado. y la propia naturaleza de la naturaleza humana y vayamos al teatro de mi imaginación, a mi fantasía futurista, a mi 1984, que también quedará obsoleto y quizá resulte ser del todo falso, falsado por los siempre incontestables hechos. ¡Basta ya de Fukuyamas y Huntingtons!.

Se abre el telón del siglo con el desciframiento del genoma humano. Asistimos al siglo de la biociencia, en el que todo lo descubierto y teorizado tomará forma en una praxis cada vez más "revolucionaria". ¿Y qué tendrá esto que ver –se preguntará el atónito espectador- con política, sociedad, economía?......no pierda la paciencia y atienda al espectáculo, que no le defraudará (y si le defrauda haga un comentario negativo y burlón, tire una piedra...o un tomate).

En este siglo en el que ya estamos inmersos la investigación biomédica en su aspecto práctico permitirá moldear por primera vez en la historia de nuestra especie nuestra naturaleza y al tiempo que podremos cambiar nuestro aspecto y nuestra mente, podremos también alargar nuestras vidas, haciendo realidad el sueño del Doctor Frankenstein pero con producción industrial, en serie. Esto generaría problemas de recursos, pero también la revolución biotecnológica (más amplia, que abarca la biomédica) proveerá, multiplicando los panes y los peces con la ingeniería genética aplicada a la agricultura y la ganadería.

Todo esto tendrá consecuencias sociales, políticas y económicas evidentes. La ciencia ha entrado en el siglo en que va a ser más práctica, más útil, mejor para ayudarnos a perseguir nuestros fines, que, naturalmente, variarán con ella en parte al variar esta en ciertos sentidos aún no predecibles nuestra naturaleza.

Quien no entre en el debate de la Tercera Cultura –que menciona Peggy en su post- quedará fuera del mundo de las ideas. ¡Pero no se preocupen!. Ello no supondrá que se creen una casta superior y otra inferior, una elite y unos parias. Las ideas de la tercera cultura irán sedimentándose en el cuerpo social y acabarán formando parte del acervo de conocimientos del ciudadano medio. Además los cambios en la neurociencia permitirán mejoras de memoria y capacidades cognitivas en general, así como la disminución de los aspectos emocionales negativos –legado evolutivo- que hacen tan dificultosa la convivencia.

¿Un mundo feliz?. En absoluto. Mi utopía puede desmoronarse a las primeras de cambio. Es un castillo de naipes ideal que cualquier viento de realidad puede tirar abajo. Pero al margen de lo que suceda, con independencia de lo que varíe, creo que los cambios suscitados por la biociencia serán fundamentales, siendo esta un parámetro clave en el nuevo siglo. Y creo que no estoy en condiciones de ir más allá de indicar un parámetro, ese parámetro. No tengo bolas de cristal y en mi filosofía está siempre presente la incertidumbre casi infinita sobre lo que ha de acaecer dos palmos de narices más adelante. No creo que llueva nunca hacia arriba, pero....¿llegará acaso el día en que a mi, varón, alguien me pudiese llegar a decir: "va usted a ser madre"?. Me horroriza y me alucina la idea. Y que me perdonen todas las madres amantísimas, a las que aprecio y admiro sinceramente por su abnegación.

Pido disculpas también a Carlos por haberle predicho que mi siguiente post iría de neurociencia pura y dura. Los planes cambiaron ........cuando Peggy me pidió que respondiera a un meme. La semana que viene tocaré el tema neurocientífico.

¿Qué será lo próximo?. No lo sé, y como no lo sé, ni nadie lo sabe, no voy a reenviar el meme. ¿Es este un acto de libre albedrío?. Tampoco lo sé, pero...¿Alguien podría haberlo predicho?. Seguramente si, porque era una de las posibilidades, pero era fácil y difícil acertar porque las "posibilidades" eran pocas (fácil por el número de opciones, difícil porque no era previsible la elección de esa opción en una cadena). No es que yo sea Alejandro Magno, pero es que alguien tenía que cortar el nudo gordiano, el cordón umbilical que uniría este meme al nacimiento de otro post verborreico sobre ese gran desconocido, ese amable amigo y enconado y cruel adversario que es el porvenir.

PD: Por cierto, tengo la esperanza optimista de que el liberalismo seguirá profundizándose desde las conciencias de individuos cada vez más conscientes (valga la redundancia) de su individualidad (de natural sociable, por ahora). Pero cuando oteo el horizonte político de nuestro presente (más allá una alta montaña me impide ver) debo confesar que me desmoralizo bastante. ¿Qué cabe esperar con esa panda de borregos y de maquiavelos en dialéctica marxistoide?.

14 comentarios:

Lebeche dijo...

Ideas a vuelapluma: Fíjate si es complejo el sistema que no somos capaces ni de ponernos de acuerdo sobre los acontecimientos pasados. imagina los futuros.

Lebeche dijo...

Ideas a vuela pluma (II): Hemos quedado en que predecir es, cuanto menos absurso. Se puede, digamos aventurar un futuro. El que tu aventuras a mí me horroriza porque supone un cambio, en todos los estamentos, de tal embergadura que veo complicado que seamos capaces de acometerlo sin matarnos entre nosotros.

Lo que ya se puede apreciar es que la ciencia va tornandose en poder y el poder siempre, desde el principio de los tiempos, ha estado copado sólo por unos pocos en aras de obtener el máximo beneficio para ellos mismos, sin tomar en cuenta estas cosideraciones. Eso... podría considerarse como un parametro bastante recurrente, un experimento continuado a lo largo de nuestra historia que demuestra bastante fehacientemente que el hombre no va a dejar de serlo por mucho que avence en medicina. Siempre habrá alguien (o muchos) que se encarge de joderla.

Buen post.

Germánico dijo...

Incluso, si me apuras, no somos capaces de ponernos de acuerdo con nosotros mismos sobre lo que nos sucedió, y tendemos a rellenar con la imaginación los huecos que dejó la memoria perdida.

Lebeche dijo...

Más hipótesis... Pero incluso aunque la encontraramos tampoco nos pondriamos de acuerdo. ;)

Germánico dijo...

Como empieces a hablar del parámetro del poder y de la maldad de los poderosos cojo y te mando el meme.

ES UNA AMENAZA

¡¡¡QUE TE MEMIZO!!!

Germánico dijo...

Somos contradictorios, pero no perdamos la perspectiva, que algo avanzamos. Ahora bien, no caigamos en la idea de Progreso.

Lebeche dijo...

No es una cuestión de maldad, Maldad sería mandarme el Meme, para que nos entendamos. Es una cuestión de que el hombre cuanto más tiene más quiere. Es un misterio, nadie sabe por qué, pasa como con el sexo de los ángeles o la identidad del soldado desconocido... y está constatado empiricamente a través de un huevo de años de historia.

¡¡ NO ME MEMENIZE, SE LO PIDO POR LA CORONITA DEL NIÑO JEZÚ !!

Ijon Tichy dijo...

Cualquier predicción que no se plantee como probabilidad, acompañada además de un análisis de incertidumbre de las variables medidas en que se base tal predicción, no es sino profecia.

O cine Gore.

Carlos Paredes Leví dijo...

Che, ¿qué pasa hoy que todos se pusieron de acuerdo para escribir cosas sesudas?. Yo que pensaba pasar la tarde bajándome películas porno de tailandesas y mirá con lo que me salen todos.....¡¡¡

Peggy dijo...

Te ha salido bordado :) , el enfoque ciclico historico y algorelativista de la primera parte , y el ensalzamiento de la biotecnologia como una importante revolucion para el futuro que dominara nuestras vidas esta genial .
matizo , tanto eduardo como tu , entendisteis el termino tercera cultura , como la cientifica , pero lo aclarotan solo me referia auna adjetivacion personal de la cultura de masas , quizas me exprese inconvenientemente .

gracias por contestar , te linko para que lo vean en mi blog ...:) kiss buen fin de semana

pietrapómez dijo...

Buen post, Germánico, hace usted honor a su nick. En lo único que disiento en el modo peyorativo de referirse a los que no comulgan con el modo de vida liberal. Es fácil convertir en masa informe a los contrarios (juro que no estoy tratando de polemizar, porque el rodillo germánico me ecojona) , pero si en el post se habla de la complejidad de la tela de un siglo, no lo simplifiquemos al final.
Mil besos y, plis, haga usted como si no lo hubiera leido

Germánico dijo...

Lebeche,

No todos somos hienas hambrientas de poder, si bien es cierto que cuando uno lucha por él, si de partida no es un ser depravado, puede acabar degenerando, corrompiéndose, por los medios maquiavélicos que se ve obligado a usar.

Ijon,

Cuidadín con el cine Gore, que se lleva el oscar al mejor documental. Yo le hubiera dado el oscar al mejor actor.

Carlos,

¿Un judío argentino bajándose porno tailandes en España?. Esto de la globalización va viento en popa!!!

Peggy,

Me pareció que asociabas sutilmente el concepto de tercera cultura tal y como Eduardo y yo lo entendemos, con la cultura de masas. Crei, en definitiva, que lo entendías de ese modo. Pero quizá esto se debió a que hice una interpretación un tanto retorcida de tus palabras, suponiendo que una cultura de masas estandarizada y tecnologizada da origen a la tercera cultura (esta más intelectual).

Pietra,

El modo de vida liberal es aquel que cada uno elija libremente, pero para que esto ocurra debe existir un marco de libertad, lo cual supone menos política y más elecciones individuales, voluntarias e independientes, en la plaza pública (ojo que eludo el término "mercado" que tanta urticaria produce, aunque en el fondo no haya motivo salvo el miedo a la libertad).

Yo creo que la libertad ha avanzado mucho gracias a la gente común, y no seré por tanto yo quien denomine borregos a los pobres y sufrientes ciudadanos de a pie. Pienso más bien en gente ideologizada, intolerante, que forma partidos incondicionales por causas absolutamente egoístas contrarias a la sociedad y actúa en bloque homogéneo, penetrando el cuerpo social como un cuchillo la mantequilla, y, al final, destruyéndolo, y que hacen todo esto enarbolando la bandera de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad y de la prosperidad.

La mayoría de la gente es sensata (y es cada vez mayor esa mayoría, como señalo en el post al hablar de sus conciencias), pero es fácil que sean engañados por demagogias, tergiversaciones, mentiras y medias verdades, incluso siendo inteligentes, comportándose ¿por qué no? como borregos guiados por el pastor.

Saludos a tod@s.

Anónimo dijo...

Germanico, vuelvo por tus fueros y veo que estás que te sales, "re-volucionario" a tope, ten cuidado no vayas a gripar el motor... Por otro lado decirte que a tu lado el amigo Punset empieza a parecerme un aficinado de pacotilla, y finalmente decirte que me desilusionó el final de tu post. Tanta vuelta, tanta revolución para llegar a la conclusión ya conocida... ¿"lo unico que sé es que no se nada"?. La próxima vez mojate un poco mas, que al fin y al cabo el post era largo de cojones....

Un abrazo y enhorabuena por tu erudición neurocientificabiomedicinante.

Siempre tuyo. (y no te lo tomes a mal :-)). Un abrazo

Germánico dijo...

Si con "gripar" el motor te refieres a que acabe como una puta chota no te extrañe nada.

Punset es un aficionado, como yo, lo de más o menos aficionado lo dejo a juicio de la audiencia (aunque él tiene más, como no podía ser de otra forma). Dado que en este caso el juicio favorable a mi viene de alguien a quien conozco y en quien reconozco una inteligencia elevada (que me tuvo más confundido que la noche a Dinio hablando de cientifismo bajo otro seudónimo) un escalofrío gratificante recorre mi serpenteante médula, un rubor que nadie ve colorea mis mejillas, y me siento por un instante el sabio que el final de mi post deja en evidencia que no soy.

Te juro que me mojaría más, Bernita, Arturito Vuelón, pero es que tengo miedo -de ahogarme.

Otro abrazo para ti de un diletante al que le encanta la neurociencia porque no puede parar de admirarse del extravagante milagro del ser humano.