miércoles, julio 05, 2006

Un malentendido

"Nadie es como otro. Ni mejor ni peor. Es otro. Y si dos están de acuerdo, es por un malentendido". Sartre.

Cuando ves a un sacamantecas degollando a un pobre hombre comprendes que unos son mejores que otros. Para mi es un hecho objetivo: hay bien y hay mal. Aunque en medio, entre ellos, haya un gran barullo de indefinición moral. Gran parte de la confusión se debe, en cualquier caso, a nuestra negligencia interpretativa, al relativismo aplicado a todo (en pequeñas dosis es no solo bueno, sino necesario), a la ignorancia deliberada, a la estulticia muchas veces estudiada.

Todo asesino cree en la justicia de su causa. No hay malo que no se proclame bueno. Si el bien que dice hacer no está en sus acciones presentes lo proyectará en las consecuencias futuras de dicha acción, que la justificarán a sus ojos: el fin justifica los medios. Las utopías fácilmente derivan en terrorismo, en autoritarismo, en totalitarismo, en fundamentalismo, y en más de lo mismo.

Si Sartre dice, desde las alturas de su intelecto, que "ni mejor ni peor", me inclino a pensar que se refiere a la calidad humana toda, al valor del individuo tomado en global. Resulta difícil juzgar a los demás, sea por sus intenciones sea por sus actos, especialmente en su conjunto. Pero algunos hacen sencillo el juicio con la magnitud de sus crímenes o de sus buenas obras. Difícil es sentir lástima por Al Zarqaui, sorprendente que se haga una agria crítica de la labor humanitaria de Teresa de Calcuta.

Es fácil apreciar quien corre más rápido los 100 metros lisos o quien resuelve más litigios, o que músico reúne más espectadores en un concierto. Solamente hay que echar mano de los números. Otras cosas no pueden cuantificarse, y solamente el denominado sentido común, nuestra intuición o nuestras filias y fobias pueden orientarnos.....bastante mal en demasiadas ocasiones por cierto.

La mayoría de la gente no es ni mejor ni peor. Pero el mal, como el bien, tienen sus genios, sus figuras, sus iconos, sus santos y demonios.

Y los malentendidos se suceden, pero seguimos formando alianzas, partidos, grupos. Seguimos llegando a acuerdos. Estamos de acuerdo y ello nos une. Las pequeñas (o grandes) diferencias de fondo no impiden que hagamos el común. Con lazos espontáneos o forzosos avanzamos hacia el incierto futuro. Y al reforzar nuestro acuerdo hacemos más fuerte también el desacuerdo con otras agrupaciones, y llega el choque; el bien y el mal se deducen de la pertenencia o no a la propia secta.

Claro que todo esto que digo se debe a un malentendido. ¿Qué quiso decir Sartre?.

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