viernes, julio 06, 2007

"La Macchina Ammazzacattivi"



Leyendo el post de más abajo en el que Germánico nos habla de superhéroes me vino a la cabeza una antigua película que, curiosamente, no trata de supermanes, spidermanes, batmans, ni nada parecido.

En los comics estilo Marvel, a veces se plantean conflictos morales, pero siempre de forma superficial. Nada que objetar, son tebeos y no tratados de filosofía. Para los superhéroes, siempre está muy claro quienes son los malos. Por ello, el uso de superpoderes para luchar contra el mal no suele ofrecer dudas, ni éticas ni de ningún tipo.

Pero en la realidad, como todos sabemos, no sucede así y eso es lo que nos cuenta el genio Rossellini en una película que dentro de un planteamiento aparentemente ingenuo y simplón presenta alguna cuestión tan fundamental como lo difícil que resulta discernir entre el bien y el mal; el malo, el peor y el menos malo; y, sobre todo, quien puede juzgar tales grados de maldad.

"La macchina ammazzacattivi" (literalmente, "La máquina matamalvados") es una película rodada justo después de la celebérrima trilogía neorrealista compuesta por "Roma, ciudad abierta", "Paisá" y la sobrecogedora "Alemania, año 0" y antes de las obras de madurez ("Stromboli", "Europa 51", "El general della Rovere",etc. ) que dieron a Rossellini merecida fama (y de paso enamoraron a Ingrid Bergman) . Está considerada pues una obra menor y de transición (ya quisieran muchos genios pesebreros actuales rodar algo así, pero ésa es otra historia).

En "La macchina..." el protagonista es un pobre diablo, fotógrafo de pueblo, agobiado por las deudas a quien se aparece el diablo y le concede el poder de hacer desaparecer del mundo a cualquiera que desee, simplemente fotografiándolo (los fotografiados no mueren, simplemente desaparecen y se desconoce su paradero).

En principio la cosa marcha, el cacique del pueblo (que tenía acogotado por cuestiones de dinero al fotógrafo) es el primero en desaparecer. Le sigue algún matoncillo local, siempre alguien más o menos malvado, claro. Pero poco a poco el poder corrompe al protagonista y fotografía a un tipo que no hacía mal a nadie pero.....era el novio de una atractiva joven. Por supuesto, razones para autoengañarse y justificar las fotos no faltan a nuestro hombre. Y al final......la cosa no acaba bien.

¿Quien no ha pensado alguna vez en fulminar a alguien al instante si ello fuera posible, sin dejar huella, y además cargado de motivos?

10 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Una historia muy bizarra que me dejó pensando.....
Quien más quien menos, todos necesiaríamos varios carretes...
Muy interesante, Ijon. Un saludo.

Germánico dijo...

Puf, pues yo me iba a liar a hacer fotos: de políticos y terroristas varios de cuyo nombre no quiero acordarme....

Creo que habría suficientes "malos" en el mundo para fotografiar como para preocuparse de que se fuera a pasar a los menos malos en el plazo de una vida.

Ijon Tichy dijo...

Es una película sencilla, incluso simple, pero la idea del superpoder de hacer desaparecer a la gente con un gesto, da que pensar.

En efecto, como decís, no faltarían candidatos a ser fotografiados con merecimientos objetivos. Pero, una vez con el poder, ¿podriamos resistirnos a fotografiar, por ejemplo, al que nos hace una pirula al volante?

Daniel Dias Soeiro dijo...

Ijon:
No, por favor, no se resista..
¿Sábe la cantidad de atascos y estrés que ahorraría?
¿Vió usted las películas de Mario Bava?

pietrapómez dijo...

Ijon, acabas de despertar a la bestia...esa máquina de fotos, junto con una de teletransporte serían los 2 mejores inventos del mundo (excluyendo la del orgasmatrón, del genial Woody)!!
Jeje

Germánico dijo...

Se me ocurre ahora.....¿y qué pasaría si alguien tuviera el poder de eliminar una web con sólo dar al Supr de su PC?.....

Ijon Tichy dijo...

Jejeje, bienvenido Daniel. Bien pensado, sí que sería un alivio para los atascos, sí. Recuerdo alguna película de Mario Bava, pero ahí los muertos no desaparecían, salían en primer plano, bien empapados en sangre.

Pietra, mi mujer coincide contigo en lo del teletransporte. Y si pudiera ser, que la teletransportara el armario entero sin necesidad de hacer maleta.

Germánico, con unos pocos que tuvieran ese poder, la internés desaparecería en poco tiempo.

Sra. Gaytán dijo...

Bueno hay que tener cuidado por que como decía Julián Marías “la maldad existe”, otra cosa es que en la mayoría de las personas normales, se ve que no somos santos y que evidentemente todos tenemos partes nobles y partes viles, consustanciales, ambivalencias.

También he sentido con el escrito cierto “malestar” referente a la forma de “hacer desaparecer a las personas”, me explico... eso de que con fotos desaparezca los mas malos y los medianos y en definitiva cualquiera, es inquietante..

...... que cómodo y limpio, que diferente al “sucio” cuchillo, pistola o porra que manchan......y ensucian y repugnan....... la foto... es como tan light ..... tan etéreo .... tan que aquí no pasa nada.......

........ y si pasa y mucho, como siempre que la parte menos buena del ser humano sale a flote y hace mal a otros .... por muy merecido que se lo tuvieran, siempre está, o debe estar eso que llaman “prefrontal”, en funcionamiento, la parte mas evolucionada de nuestra especie....que reconozco que es bien difícil de utilizar, actualizar, entrenar y respetar....

Anónimo dijo...

Ijón,

Si yo tuviera una maquinita de esas tendría que hacer una lista enorme jajaja.
Sí que es cierto que en más de un millón de ocasiones habré pensado "pero, y éste/a, por qué no puede desaparecer de la faz de la Tierra", pero creo que me temblaría el dedo antes de hacer click.

Pietra, eso del teletransporte es el invento más deseado por mí desde siempre, bueno ese y el poder de la "Embrujada" de cambiarse de ropa tan solo moviendo la nariz jajajaja.

Ijon Tichy dijo...

Veo sra. gaytan que ha captado perfectamente la idea que, pienso, intentaba transmitir Rossellini. Es limpio, no se ve sangre, de hecho no se ve al muerto (ni se sabe si está muerto), simplemente, el malo desaparece. Además no hay temor al castigo, pues sin cuerpo no hay delito.

En fin, el diablo está quitando al fotógrafo todos los impedimentos que le frenan la realización de sus deseos. Y el hombre, en principio víctima, resulta ser igual de malvado en cuanto que tiene ocasión.

Hola mavi. Al prota también le tiembla el dedo. Pero solo al principio. Luego coge carrerilla...