jueves, mayo 17, 2007

Virus del espacio

Empezaron a caer del cielo a última hora de la tarde, cuando yo volvía a casa desde el trabajo en mi coche. Estaba en medio de un atasco en el centro urbano, ansioso por que se pusiera en verde un semáforo de tantos, cuando observé la primera bola cayendo. Era una esfera imperfecta, sazonada de protuberancias y algo parecido a pelos o alambres, oscura, de aspecto gomoso, con un metro de diámetro o así. Al tocar suelo rebotó y se abrió por su parte baja, saliendo por la abertura unas alas, que rápidamente se desplegaron, mientras por entre ellas salían unos ojos rojos y unas largas patas afiladas. Con ellas ensartó a un viandante que iba por la acera con una bolsa de El Corte Inglés. Me quedé atónito, como si asistiese a una película de terror, como si aquello no fuera real, como si se tratase de una alucinación. La sangre salpicó la pared gris de un viejo edificio y el pelo de una señora recién salida de la peluquería, cuyo rostro de pavor rápidamente fue sustituido por un gesto vacío, al ser ensartada a su vez por otra de esas cosas que cayó a sus espaldas.

Era una lluvia de insectos nauseabundos y terribles. La matanza que estaban haciendo a mi alrededor no me dejaba duda alguna sobre las intenciones de esos bichos gigantes ni sobre el fin de la humanidad. Nunca imaginé una invasión semejante, ni un fin tan absurdo y rápido, pero es que una cosas así era inimaginable, a menos que se tratase de un relato de terror. Una bola rebotó en el techo del coche que iba delante. Poco antes el chulo aquel se me había colado y deseé su muerte. Esta no tardó en producirse, pero aquello no me alegró en absoluto. El bicho metió una pata por cada cristal delantero y ensartó al tío y a su acompañante femenina haciendo con ellos un auténtico pincho moruno. Noté un golpe en mi techo y me agaché, sin pensar. Los cristales se rompieron sobre mi cabeza y vi la pata peluda y negra tanteando. Se me acercaba peligrosamente. La cogí con todas mis fuerzas y la metí por dentro del volante. La pata encerrada se movió hacia arriba partiendo el volante, pero a un tiempo, por el efecto palanca, partiéndose ella misma, y un chorro de un líquido verdoso y maloliente se proyectó sobre mi camisa. Mi pecho empezó a arder. Me quité como pude la prenda manchada y la enrollé en torno a la otra pata, que se me acercaba por el asiento del copiloto. Esta se movió rápidamente y me pinchó en la pierna. El dolor fue horrible. Pisé el acelerador por un reflejo y choqué violentamente contra el coche de delante. Oí un crujido mientras sentía un desgarro en el muslo. Esta otra pata del bicho se quebró también, soltando el líquido verde, que cayó sobre mi herida y la quemó. Supongo que era su abdomen, o alguna otra parte de su anatomía, lo que golpeaba ahora rítmica y suavemente el techo. Sonaba un zumbido grave. Yo no albergaba ya ninguna esperanza. Tenía la certeza de mi muerte inminente. Aún así abrí la puerta y me arrastré fuera del coche, con la espina clavada en la pierna. La quemazón había cerrado la herida. Tenía un aspecto necrótico que, a la vista de mi muerte, importaba ya poco. Toda la calzada estaba sembrada de cadáveres y de bichos ensartando a los que aún estaban vivos. Algunas personas caían desde lo alto de los edificios ya muertas. Una cayó sobre mi, tras rebotar en el techo de un coche. Eso me salvó. Quede bajo aquel hombre gordo como un cadáver más. Escuchaba alaridos estridentes y ruido de golpes y descuartizamientos. Me quedé inconsciente.

Desperté con un silencio de tumba. Lo rompió el sonido de una ráfaga de metralla.

“¡¡Han llegado!!....¡¡los militares!!...¡¡la policía!!!...¡¡los nuestros!!!”.

Con gran dificultad me quité al gordo de encima. Me sorprendió ver en su cara una mueca de placer. ¿Pero qué broma era esa?. La pierna me dolía mucho. Estaba claro que no estaba soñando. Ese dolor era muy real. Mis intentos de caminar me llevaron a reptar por encima de los cadáveres. La materia inerte tiende a formar conglomerados. Los tiros eran en otra calle. El eco del silencio los traía hasta aquí, y no tenía manera de saber a qué distancia se producían. No había bichos a la vista. Caí de bruces sobre una cara preciosa. Mis labios tocaron los suyos. La cogí entre mis manos y la elevé sin esfuerzo. Agarraba una cabeza seccionada del cuerpo. “ser o no ser”, declamé patéticamente. Luego la tiré sobre el cuerpo también precioso al que debía corresponder.

Por primera vez pensé en mi mujer y en mis hijas. Sus imágenes mentales llegaron como un fogonazo, acompañadas de una punzada intensa de angustia. ¿Cómo era posible que las hubiera olvidado todo este tiempo?. ¿Qué habría sido de ellas?. La vista se me nubló, sentí una náusea y vomité. Mi vómito era verde. Metí la mano en el bolsillo del pantalón, el móvil seguía en él. Había varias llamadas perdidas. Eran de mi mujer. Llamé.

-“¡¡¡¡Luis!!!!....¡¡¡Luis por Dios!!!....” –me gritó con voz entrecortada antes de prorrumpir en llanto.

-“Tranquila, estoy bien....¿están bien las niñas?...¿hay bichos por allí?”.

-“Si, si, las niñas están conmigo. Los he visto en la televisión. Han caído en casi todas las ciudades del mundo...¡es horrible!....Luis, tengo mucho miedo, ¿puedes venir?”.

-“Estoy en medio de un atasco de cadáveres, cielo. Uno de los bichos me ha pinchado la pierna y el coche es imposible moverlo. Tendría que ir andando, y tardaría bastante, tal como tengo la pierna. Voy a buscar algún coche que esté libre o a algún superviviente que no esté herido y pueda ayudarme. Iré en cuanto pueda. Cierra bien la casa”.

Tras intercambiar algunas palabras más colgué y me dirigí hacia el lugar del que creía podían provenir los ruidos de disparos. Un militar me salió al paso metralleta en mano.

-“¡Rápido!, venga por aquí”. Le seguí sin pensar, arrastrando mi extremidad herida. Llegamos al interior de un edificio, en cuyo amplio portal había un montón de personas tiradas con todo tipo de heridas y rostros de angustia y dolor.

-“Quédese aquí, pronto vendrá un médico”. Con la misma rapidez con la que me había guiado a lugar seguro me dio la espalda y desapareció por la puerta.

Escuché a una mujer que hablaba con otra a mi lado.

-“Me ha dicho mi cuñado, que es veterinario, que también han atacado a los animales. Él se metió debajo de la mesa de operaciones y los bichos se fueron”.

Apareció de nuevo el militar:

“¡Señores, tenemos dos buenas noticias!: un grupo de doctores del hospital militar acaban de llegar para suministrarles los primeros auxilios y medicinas, y, lo más importante, los bichos se han esfumado, se han convertido en polvo”.

El alborozo general no tardó en ser acallado por la brutalidad de lo que vino. Me causó aún más impresión que la caída de los bichos. Era terrorífico.

El brazo herido de la mujer a la que poco antes había escuchado hablar estalló, literalmente, y de él brotaron miríadas de puntitos negros que salieron por la puerta arrollando al militar.

Comprendí que yo no tardaría en perder la pierna. La agarré con fuerza, por puro instinto. A mi alrededor todo eran alaridos, sangre y puntos negros. Un dolor intenso me llenó por completo. Me desmayé.

Han pasado ya tres años. Los bichos no han vuelto. Vinieron, se replicaron, y se fueron, en su nueva forma. Los científicos han estudiado los polvos que quedaron de los invasores; ha servido de poco. Eran polímeros extraños cuya estructura precisa aún intentan determinar. Uno de ellos ha formulado la hipótesis de que los bichos viajan por el espacio de planeta vivo en planeta vivo, como lo hacen los virus entre células. Van protegidos con una cubierta resistente y permanecen dentro de ella en un estado de letargo, similar al de las esporas de las bacterias. Una vez penetran una atmósfera respirable, de un planeta vivo, detectan de alguna forma las condiciones propicias para la vida pluricelular con algún sensor en su cubierta y proceden a salir del letargo y entrar en actividad reproductora, lo que sucede al tocar el suelo. Los bichos son atraídos por algún otro mecanismo también desconocido por las zonas más densamente pobladas, con mayor número de animales. Esto parece probado porque atacaron también a los grandes grupos animales de la sabana o a los rebaños de ovejas, por ejemplo.

Una vez salen insertan su afilada “aguja” en un animal, matándolo por lo general en el acto. Entonces inoculan sus crías, que se alimentan del tejido circundante al “picotazo”. Después, como los salmones, mueren, una vez se han reproducido. Y solo queda su polvo negro. Sus crías salen al espacio y van en busca de otro planeta habitado, para dar vida matando.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Germánico me encanta esta nueva faceta tuya.
Soy una "fan" de la ciencia ficción y tus historias me parecen buenísimas.
Podrías escribir un libro de relatos cortos.
Al menos venderías unos cuantos, los de por aquí los comprábamos seguro.

Besos, fins demà.

pietrapómez dijo...

Germánico...me dejas sin palabras (y mira que es chungo, eh?).
Permíteme que use vuestro espacio para mandar un mensaje a Ijon. He publicado un cuento en el blog de mi padre, con dedicatoria para tí (jijij...ya veremos si lo agradeces o me borras). www.elbauldemiabuelo.blogspot.com.
Gracias y sorry por la incursión!

Mónica dijo...

Me encantó Germánico!
Me gusta este tipo de historias, te salió genial!

Saludos.

Germánico dijo...

Mavi, imagina la escena:

Nos encontramos por la calle, te acercas a mi sonriendo y me dices: "Germánico, compré tu libro", a lo que yo respondo: "¡Ah!...¿fuiste tú?".

Pietra,

Pero ese blog...¿es de tu padre o es tuyo?. ¿Formáis acaso una trinidad inextricable padre-hija-espíritu santo?. Acláramelo y os enlazo.

Mónica,

Me encanta que te encante. Ese tipo de historias me vienen de cuando en cuando a la cabeza, pero hasta ahora nunca las había puesto sobre el "papel".

Gracias a todas.

pietrapómez dijo...

Germánico, molaría un huevo lo de la trinidad, pero me temo que no, que es sólo de mi padre.
El hombre escribe sus cuentos y me los va pasando (a mano, que mi padre es un clásico) para que yo se los transcriba y publique en la red. Por cierto, tío, estoy buscando una parcela por tu zona, así que si te enteras de alguna en venta y por la que no me sajen (ya sé que es mucho pedir), agradeceré la información

Ijon Tichy dijo...

Jeje, está muy bien, con su puntito "Guerra de los Mundos".

Mavi, cuando quieras hablamos de ci-fi. Aquí te pongo una lista que se hizo hace algún tiempo entre aficionados, a ver si te da alguna idea.

Pietra, ahora me paso, seguro que está bien (por cierto, ¿que tal en Montmeló?)

pietrapómez dijo...

Ijon...no tengo palabras...me he quedado sorda por una temporada y me perdí la ronda por los boxes (sic!), pero a ver si soy capaz de volver a postear alguna vez en la vida y contároslo!!

Carlos Paredes Leví dijo...

No sólo eres un virtuoso elaborador de textos sesudos, sino que tus incursiones en el mundo ficticio resultan más que estimulantes para el lector. Me ha encantado, como el de la negra.
Ah, me hizo gracia esa llamada a los militares, la policía, los nuestros.....te faltó "a mí, la Legión".
Un saludo.

La Mamba dijo...

Ger otra vez "fantástico". Espero que cuando te surgan estas ideas siempre las escribas, porque, aparte de tu virtuosa imaginacion, tu forma de relatarlo lo hace accesible y sabes enganchar al lector. Enhorabuena.

PD Tengo miedo a las pelotas/balones de mi niña. Imagino que saldran patas de ellas (jijiji)

Un beso

Peggy dijo...

la verdad es un escrito muy cinematografico ....digno de guion , describes muy bien los espacios , escenas....

Peggy dijo...

la verdad es un escrito muy cinematografico ....digno de guion , describes muy bien los espacios , escenas....

Lebeche dijo...

Yo estoy con Mavi. Deberías hacer un conjunto de relatos cortos de ciencia ficción. Estos dos que has escrito están fenomenal.

Germánico dijo...

Pietra,

Si me entero de alguna parcela en venta ya te informaré, pero...¿no prefieres un piso?. Creo que ofrecen hipotecas Matusalén o intergeneracionales para pisos de 2 metros cuadrados aquí, a 42 km de Madrid.

Ijon,

Mis "virus", los pobres, no querían conquistarnos ni hacernos la guerra, ni nos atacaban con tecnología punta fruto de una civilización desarrollada, eran mucho más sencillos y sólo querían reproducirse. Lo de alimentarse ya no sé yo dónde lo harían.....

Carlos,

En momentos como esos te cae simpático hasta el hijoputa que se te coló en el atasco, o puede que hasta el Presidente de Irán (bueno, quizá en este caso exagero). Un enemigo terrible venido de fuera hace amigos hasta a los vecinos irreconciliables. Y aquí en la tierra somos todos vecinos frente a los invasores del espacio y, lo que es más importante, formamos todos parte de la misma especie (en el caso humano) y del mismo proceso evolutivo, en el caso del resto de animales.

Mamba,

Fantástico es, el relato, por eso de que es pura fantasía. Creo que por eso pusiste las comillas. Aunque esa fantasía que toma forma en balones que se convierten en bichos, refleja la infinita variedad de combinaciones horripilantes que podrían llovernos el cielo en un hipotético apocalipsis venido del espacio. Lo más predecible sería un asteroide.

Peggy,

Lo escribo como lo imagino, y lo imagino como una película, con mucho movimiento....como la vida real. Debo confesar que he imaginado que algo tan sorprendente y terrorífico pudiera suceder, y me ha sobrecogido la idea. Esto de los sueños diurnos tiene que acabarse....

Lebeche,

¿Tu fuiste el que compró el otro ejemplar, de los dos vendidos?.

Abrazos a todos.

Juan Pablo dijo...

Además me gusta como te estás animando al tratamiento de los diálogos. Te juro que oigo hablar y gritar a esa gente.
Muy bueno y divertido Gérman, salud!.

Juan Pablo dijo...

Por cierto, alguien le ha robado el bolígrafo a Tichy???

Germánico dijo...

Te garantizo, Juan Pablo, que nadie le ha robado el boli a Ijon, pero creo que está muy liado últimamente.

Yo también les oigo gritar en mi cabeza.....¿me estaré volviendo majara?.

Sra. Gaytán dijo...

Que te puedo decir, todos te han felicitado....y con razón.

Lo he leído de un tirón, quería saber mas, me producía emociones agradables y sobre todo el interés de las incógnitas.... ...

De todas formas en mi caso es fácil pues me gusta mucho la ciencificción, esos hombres y mujeres en un futuro... suspendidos en el espacio tiempo... no se ... el futuro... tiene mas atracción que el pasado... quizás por la libertad ... de que se puede construir.... al menos desde aquí y ahora mas creativamente que el pasado... y sobre todo permite dejar la puerta abierta a la ilusión...... si..... ya se que “vana”.... de algo mejor.... a pesar de las incertidumbres.....

Sin embargo, aunque llevo poco tiempo leyendo tus escritos.... me parece suave el final.... espero.... que me sorprendas con un azar doloroso, en este caso, que quede vivo al menos el protagonista y su familia... me parece que no te pega, esperaba un final mas doloroso, como en el caso del estudiante que se deja llevar por sus instintos, mal echo por su parte, pero bueno se deja llevar y paga doblemente, con su propia conciencia y con la justicia por la falta de moralidad y principios de algunos....

Este otro relato también me interesó desde el principio pero no el final, castigarle así..... me pareció cruel.... en mi final, él solo espía por su incapacidad para controlar adecuadamente sus impulsos vitales...... ahí me quedo...... tanta desazón, me deja mal sabor de boca, y admito mi tibieza ... para los relatos ... me gusta que me dejen algo de espacio para...... la recuperación......

Saludos

Germánico dijo...

Sra Gaytán,

En la vida unas veces sale uno bien parado y otras mal. En este último caso, que no es vida pero la imita, el protagonista tiene suerte en medio de la desgracia general. Claro que su suerte no es muy grande: pierde la pierna, pero en términos relativos es enorme.

En el caso del estudiante....uf...sentí que ese final era necesario. Ponía de manifiesto el choque frontal, el antagonismo irreconciliable, entre una visión de la vida superficial y maquiavélica y otra profunda pero ingenua. Igual consideré necesario que la clase a la que tuvo tiempo de acudir fuera, precisamente, Derecho Romano, pues sobre este se cimentan muchos de los valores que la picardía de la mujer caribeña contradice con su comportamiento y su modo de ver la vida.

Un saludo.

La Mamba dijo...

Fijate, Germánico, viendo el panorama humanoide ultimamente, creo que ciertos sectores no se identificarian con la desgracia ajena aún nos callesen tus virus encima.
Creo que ni una desgracia a nivel mundial nos haria unirnos. Que lástima.
Perdonarme pero hoy estoy misántropa.

Germánico dijo...

Yo creo que sí nos uniríamos, aunque fuera por puro y primario egoísmo....

Ijon Tichy dijo...

Siempre habría alguno que agradeciera a los extraterrestres que acabaran con sus enemigos mientras intentaba pergeñar alguna insensatez.

Que sé yo, por ejemplo, una alianza intergaláctica de civilizaciones...

Pd. JuanPa, como bien te señala Germánico, ando un poco asfixiado últimamente.

Germánico dijo...

¿Una Alianza Intergaláctica de Civilizaciones?....¡¡¡Noooooooooooooooooooo!!!!....¡¡¡No hay nadie tan insensato!!!...

¿O si?

La Mamba dijo...

lo estois arreglando, vaya panorama.

Juan Pablo dijo...

Tichy, tú y tus juegos sado...

Anónimo dijo...

Germánico, me ha encantado, sobre todo la parte de la cabeza, cuando dice lo de ser o no ser en medio del fragor y del terror. Tienes un histrion dentro que no se aguanta, que tiene que salir... Un abrazo

Germánico dijo...

Hola Bernita,

Me alegro que te haya gustado. El tal Luis (el prota) está un poco de la olla, al margen del caos circundante. ¡Mira que ponerse con el ser o no ser con una cabeza de una macizorra antes siquiera de pensar en su mujer y en sus niñas!.

Supongo que yo también soy un poco borderline en eso de la locura....