miércoles, octubre 25, 2006

Genocidio silencioso

¡¡¡Si para salvar vuestras vidas hemos de mataros, sea!!!.

3 comentarios:

Lebeche dijo...

Me ha venido a la memoria los tebeos de Mortadelo y Filemón, persiguiendo este último al pobre Mortadelo con un bote de DDT en las manos

Roberto E. Yury Yáñez dijo...

"Eso es algo que lamento de veras porque al no disponer de medios técnicos debo creer ciertas verdades reveladas por los "sacerdotes" del culto científico que sí tienen acceso a esos medios."

mmmmm la gracia es q el sistema actual de compartir la información científica subestima la reexperimentación ya q los experimentos son publicados como reproducibles y en el caso de duda de la comisión revisora de la revista o de la audiencia del congreso se puede pedir una "auditoría" famoso es el caso de MonteVerde

Germánico dijo...

Si Canterano, y Mortadelo con uno de sus eternos disfraces, en este caso, en correspondencia con el arma de su perseguidor, de insecto.

Aunque bien rociado con DDT seguro que palma cualquiera.

Hola Roberto,

Agradezco que me respondas en mi blog los comentarios que hago en el tuyo, es un a deferencia que me honra. Pero preferiría que lo hicieras en el tuyo porque si no quien lea esto no va a coscarse de la misa la media. Va a decir: "joder, este habla en un post del DDT y le responden sobre el culto científico". Bien es cierto que si profundizamos tiene su relación, pero como casi todo.

Desde luego cuando digo lo del sacerdocio y lo del culto no pretendo sugerir que la ciencia sea algo esotérico. El sistema actual de publicación y aceptación de trabajos científicos lo desconozco -porque no formo parte de la comunidad científica, al menos no profesionalmente ni de momento-, pero estoy convencido de que habrá sido depurado por una larga evolución y será más que razonable (si bien tendrá sus peros, ya que nada es perfecto).

Yo hablaba más que nada de mi caso. no tengo acceso a microscopios electrónicos de barrido ni a fósiles, por poner unos pequeños ejemplos, o, lo que es más importante, al conocimiento técnico para su uso y distinción, respectivamente. Con la herramienta de mi raciocinio puedo percatarme de la solidez lógica de determinadas proposiciones, con mi observación puedo constatar empíricamente la veracidad de algunas ideas, su correspondencia o no con realidades tangibles y mensurables.

Pero la ciencia hoy se hace con más medios de los que disponían, por ejemplo, un Tales o un Pitágoras. Por ello quien no forma parte del "sacerdocio", de los iniciados en el culto científico, esto es, de los que en su Universidad y en su profesión (en definitiva en su "carrera" en un sentido amplio del término) reciben la formación técnica especializada y el acceso a los medios técnicos específicos que son necesarios para la realización de la moderna ciencia, es un paria de esta.