lunes, octubre 16, 2006

El tonto desasesorado

Ya lo sugirió Knut Hamsun en su novela "Misterios": basta con rodearse de un halo de misterio para que uno se convierta de inmediato en alguien interesantísimo para sus semejantes. Una forma habitual de resultar misterioso es el silencio. La gente que gasta sentencias lacónicas suele parecer más interesante que quienes se pierden en palabras. Al menos, si no más interesantes, si dan la impresión de ser más inteligentes. Quizá esto se deba a que exponen menos flancos en su discurso. Su economía verbal pone menos al descubierto sus flaquezas lógicas y argumentativas. Ya lo dice una frase humorística que circula por ahí, quizá de Groucho: mejor callar y que parezca que uno es idiota a hablar y confirmar que lo es (¿por qué será que me encantaron siempre los aforismos?). Claro que sería un error pasar por alto que la inteligencia toma, en efecto, la forma de economía verbal en muchas circunstancias y personalidades. Una de ellas fue Calvin Coolidge.

Pienso ahora en Coolidge, ese President of the United States que decía que el negocio de los americanos son los negocios. Aquel era un Presidente un tanto extravagante, y no precisamente por sus florituras verbales; era más lacónico que los mismísimos éforos espartanos. Se deleitaba desenrrollando a los rollos. Me explico: llamaba al Despacho Oval a numerosos personajes para que le hicieran sus propuestas (y así los "despachaba"). Escuchaba todo lo que tenían que decirle sin decir palabra. Generalmente se quedaban sin nada que decir después de un rato de enrollarse. Entraban papagayos y salian humillados y mudos. El rollo había quedado desenrollado. No había más que decir. La técnica del silencio había vencido a la de la palabrería. El charlatán exponía sus flancos y Coolidge, astuto liberal, amigo del Estado mínimo, le asestaba un golpe final en tres palabras, estas que entrecomillo u otras similares: "no es necesario".

Una anécdota genial, que refleja bien a las claras cómo era Coolidge. Sucedió la cosa en una Granja. Y desde entonces se habla del "efecto Coolidge".

Iban el Presidente y la Primera Dama de visita por la Granja, ella por delante y Calvin por detrás. De repente la Primera Dama observó una cópula salvaje de un Gallo con una Gallina. "¡Vaya!, ¿Ese Gallo practica mucho el sexo?" -preguntó al granjero. "20 veces al día, Señora"- respondió este. "Dígaselo al Señor Coolidge" -repuso la Primera Dama.

Poco después llegó Coolidge y recibió el mensaje, sutilmente mandado por su esposa. "Y dígame" -preguntó al granjero"- "¿Lo hace siempre con la misma gallina?". A lo que el Granjero respondió: "No, en absoluto. Cada vez con una gallina distinta?". "Dígaselo a la Sra Coolidge" -sentenció.

Aquel hombre era un sabio, no me cabe duda. Y es sorprendente, por lo menos para quien cree, como habitualmente se suele creer por aquí por Europa, que los Presidentes de los EEUU son una retahíla de gilipollas empedernidos (quizá debiera añadir que los Presidentes Republicanos, pero al hacerlo me metería en un terreno farragoso). George Bush es el tonto por antonomasia. Es el ejemplo perfecto de imbécil integral, de maniqueo iluminado ultraortodoxo del fundamentalismo más agresivo -en opinión de tantos y tantos aquí en Europa.

Pero es parte del mito del americano tonto. Para nosotros los americanos son bobos de la base a la cúspide de la pirámide de población. Todos sus sabios son importados, comprados con ese dinero capitalista de su mercado infecto, producto de un liberalismo despiadado y salvaje. Se aduce como ejemplo, tantas veces, que no saben dónde está España en el mapa. Ni se os ocurra preguntar a un ciudadano medio que pasea por la calle dónde está Bután. Pero AY....¡EN ESPAÑA SABEMOS DÓNDE ESTÁ ESPAÑA!. Y quizá esto se deba nada más a su singularidad peninsular.

España es un gran país, de eso no hay duda. Pero nos gobierna un mentecato como ha habido pocos. ¿Es que queremos parecernos a los americanos?. ¿Seremos acaso MÁS TONTOS QUE LOS AMERICANOS?. Triste constatarlo. ¿Y quién es un tonto para juzgar a otro?: nadie. Quizá, después de todo, los tontos seamos nosotros.

Ahí tenemos los anatemas vertidos contra Bush. Lo que aterra a quienes le critican no es que sea tonto, sino que sea un tonto en la cima del mundo, con un poder casi absoluto.
Horacio Vazquez Rial expresa una idea que pos sí sola debiera desmontar todas esas falacias: "un presidente de los Estados Unidos es la persona más rodeada, controlada, aconsejada y contenida del universo mundo y que, aunque fuese tonto de baba, su capacidad para proceder en consecuencia sería muy relativa". Lo hace en un artículo que no tiene desperdicio. El retorcido Peter Singer vuelve a la carga. Ya se le conoce en los círculo neurocientíficos como el defensor de la descabellada idea de que el ser humano carece de libertad. Ya desde el fundamento científico mismo atenta este personaje contra la libertad. La niega hasta en su último reducto, la mente humana.

Creo que una buena terapia contra los excesos psicológicos del antiamericanismo -estos si, una obsesión maniquea disfrazada de relativismo multiculturalista- sería pasear por la página web de la Casa Blanca y leer los discursos de George. Si es tonto -cosa que ni afirmo ni niego- no lo refleja en sus discursos. Esto ilustra el punto señalado de Vázquez Rial, que es un hombre bien asesorado, o, mejor (peor) aún, que es un hombre de una brillante inteligencia. Ambas cosas desbaratan la idea de que un imbécil gobierna el mundo.

¿Y quién asesora a nuestro Presidente?. No lo sé, aunque tengo la impresión de que este nuestro es más libre de dar curso a su tontería que el americano.

Así nos va.

9 comentarios:

Peggy dijo...
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Peggy dijo...

Buen post , nadie esta en la cuspide por casualidad ...ninguna cota de poder en estados democraticos es gratutita para quien la ostenta , otra cosa es la dinastia de la sangre .Para llegar a presidente , independioentemente de los poderes facticos y economicos utilizados para ello ,es necesario un nivel de inteligencia y cualificacion por encima de la media , cuestion añadida es la utilizacion adecuada de ese poder y delas capacidades politicas ...Hitler era un animal de poder ...en fin son solo generalidades .

Buen chascarrillo el de las gallinas ...la poligamia masculina es biologica , aunque la cultura intente atemperarla siempre sale :)

Germánico dijo...

Para llegar a Presidente puede bastar con labia superficial (la rigurosa es otra cosa), defender ciertos topicos y prejuicios populares, y un poco del bombo y platillo de la propaganda y de la parafernalia del partido. Creo que Zetapé es bobo (opinión personal), o en todo caso más bobo, o mucho peor asesorado, que George. En lugar de mirar la paja en el ojo ajeno, el ojo estadounidense, los españoles debiéramos mirar la viga en el propio. Nuestro tonto lo es más, seguramente.

Yo me siento monógamo sentimentalmente. Dado que creo que los sentimientos son algo muy biológico también creo que mi monogamia no es estrictamente cultural.

Aunque si tuviera que aparearme tantas veces al día como un gallo quizá pidiese variedad.

Gracias a Dios no estoy en esa tesitura.

Lebeche dijo...

Yo estoy de acuerdo con Peggy. Los políticos son una raza aparte, con unas normas éticas al margen, que viven inmerso en un mundo de especulación de precario equilibrio. Bregar y triunfar en éste habitat no es sencillo. No es necesario ser el más inteligente pero sí el más listo y tener una moral dúctil, indulgente con sus propios errores e implacable con los del contrario aunque se sepa que cojea del mismo pie que tú.

Los políticos se mueven en el reino de la apariencia y es, por tanto, fundamental, parecer antes que ser.

La estrategia del tonto ha dado grandes frutos a muchos políticos. Sin ir demasiado lejos, Aznar también fue subestimado en sus inicios. Se le acuso de tener poco carisma, de ser poco inteligente, de no ser capaz de poner orden en su partido... Y a decir verdad, quién hubiese podido esperar nada de un tipo bajito, con bigotin y que se rie como se rie.

No creo que Zapatero esté mal asesorado. Eso no lo podremos saber hasta las próximas elecciones. De momento las encuestas (esa herramienta ductil como lo es la política) le dan ventaja. A los políticos, hoy en día, se les mide, no por su gestión, que como todas siempre tiene fallos, sino por sus resultados.

Creo que ZP no es un tonto desasorado sino más bien un tonto agazapado aprendiendo las artimañas propias del poder que le llegó inesperadamente.

Germánico dijo...

Para llegar a candidato seguro que son necesarias muchas artimañas. Pero una vez ahí es distinto, no es una lucha igual, uno se queda solo ante las cámaras, uno está sujeto a la opinión pública –en su vertiente racional y, sobre todo, en su vertiente afectiva- mas cuenta con el apoyo de todo el aparato del partido y los simpatizantes incondicionales de lo que uno representa (no necesariamente de lo que es). Quiero decir que si un perfecto idiota tiene la suerte de obtener la candidatura en un momento bueno –a veces incluso, como en el caso de Zapatero, por el método “Claudio, el tonto”, al haberse matado entre ellos los favoritos con las citadas artimañas- puede tirar hacia delante con el campo despejado. Ya el colmo es que gane las elecciones tras unos atentados. Entonces puede tener las manos relativamente libres en lo alto del poder, y hacer el gilipollas casi completamente a sus anchas.
Veo que Aznar sigue sin resultarte simpático. Pero a diferencia del tonto que ahora nos desgobierna tenía principios, sensatez, capacidad de trabajo y de sacrificio y amor por su país.

Lebeche dijo...

Mucha sensatez no demostró Aznar en determinados momentos. Especialmente cuando se retiró el solito a meditar a la montaña, desoyo a sus asesores y, lo que es peor, la voz del pueblo, que bramaba desde las calles.

Qué hablar de la capacidad de trabajo... sus progresos en el inglés fueron prodigiosos.

Y lo de amor por su país... ejem... te ha quedado chachi... sobre todo cuando hablaba catalán en la intimidad de su casa.

Nunca me han gustado los políticos... ni Aznar, ni Zp, ni Gonzalez, ni siquiera el mitificado Suarez... me parecen todos, sin excepción, una pandilla de oportunistas que anteponen sus intereses y los de sus adlatares más fieles (aquellos que sueltan la gallina) a los de los ciudadanos. Y eso que hablamos de los líderes, si te vas a los municipios... el perfil es para echarse a llorar. En fin... un mal necesario.

Como diría Calamaro, hoy estoy "Down radical".

Saludos

Germánico dijo...

El problema de ese escepticismo “a priori” con todos los políticos es que no permite evaluar comparativamente los logros e intenciones y colocar a cada uno en su sitio.

Lebeche dijo...

Al contrario, ese escepticismo a priori permite valorar mucho más claramente. Basta con que cumplan una serie de requisitos necesarios para que el esceptico deje de dudar.


En realidad, inicialmente, ni siquiera es escepticismo, es una solicitud de requisitos o principios mínimos que debieran ser inherentes al puesto de responsabilidad que ostentan. El escepticismo viene luego. Cuando ves como una tras otra vez los entresijos del poder acaban con los principios.

Saludos

Germánico dijo...

La naturaleza humana es falible y corruptible y el poder del Estado muy grande. No se puede pretender que nuestros representantes sean santos de una inmaculada perfección (aunque la grandeza de su tarea lo exigiría), pero dentro de lo que es el poder y sus luchas hay algunas personas más nobles, o más inteligentes, o más sabias, o más sinceras...etc, que otras.

Para mi ZP y Aznar no son equiparables en absoluto. Y, como humanos cabalgando el caballo salvaje del Poder, encuentro que uno es mejor jinete (más prudente y más noble) que el otro.