Todos estamos tentados a ver la paja en el ojo ajeno. Este es un producto derivado de nuestro natural egocentrismo, vinculado a nuestro natural egoísmo. Proteger nuestro organismo, en primer término, proteger nuestros genes en el segundo, y proteger a aquellos que comparten con nosotros ciertos ideales y comportamientos, y posiblemente con ello algunas tendencias instintivas derivadas de organizaciones neuronales cuyo fundamento son, nuevamente, los genes, en determinada combinación, es algo que difícilmente podría ser calificado de cultural, arbitrario o contrario al instinto.
No hay que irse muy lejos de nuestro entorno familiar, laboral, social, para ver manifestaciones de esta tendencia, excesivas, directas y claramente explícitas, en algunos casos, sutiles, implícitas e indirectas en otros. Como en todas ellas se presupone que el actor de la comedia no es plenamente consciente del papel indecoroso que representa, es de suponer que los que muestran la tendencia de la primera forma, digamos, la brutal, son asimismo brutos, bárbaros, mientras que los segundos son más refinados intelectual y cívicamente.
El terrorista “mártir”, que se mata por la paz que bien pudiera haber logrado no matando, acusa sin tapujos, como todos los de su calaña, agrupados como borregos pero con dientes de lobos, a los que desean una convivencia pacífica. El agresor tiene la osadía de insultar a su víctima, llamándola “Estado Español”, con algún otro circunloquio que evite verbalmente la tragedia humana, o de alguna otra retorcida forma, calificándolo de agresor.
Bien es cierto que el Estado es agresor, a través de la coacción institucionalizada. Pero lo es contra los individuos, no contra esa abstracción sin sentido del “pueblo vasco”, que no es más que un disfraz para ocultar el totalitarismo comunista, igual que las pieles del cordero del rebaño de la izquierda aberchale son el disfraz del lobo asesino, sediento de sangre, de una banda de matones que no sirven para otra cosa.
El martirio del asesino hace buena la frase también bíblica de “quien a hierro mata a hierro muere”. Pero en el colmo del despropósito el imbécil este lo que quiere es suicidarse y acusar por ello de asesinato, quitando el hierro de la viga de su ojo y trasladándolo, como por arte de magia, a la espada de un fantasma de nombre España. ¿Qué martirio es ese?. ¿No habría que ayudarle a morir, ahora que están ahora a vueltas con el debate de la eutanasia?. Ese tipo es un enfermo terminal de una enfermedad peor que el cáncer, pues mata a muchos de quienes le rodean y no le han hecho nada, en lugar de al propio afectado, la enfermedad del terrorismo.
Durante mucho tiempo la propaganda de la Komintern difundió mentiras sobre sus víctimas, acusándolas de agresores. El Papa Pío XII fue acusado de connivencia y colaboración con el nazismo (y la cosa llega hasta el punto de que aún hoy ese mito sigue vivo, para comprobarlo no hay más que ver la película, por otro lado excelente, de Amén). Después probaron suerte con Juan Pablo II a tiros.
Los terroristas de todo tiempo y lugar, los totalitarios, saben bien que el ojo ajeno tiene paja, y el suyo una gran viga. Al menos los que lideran los partidos o grupos de asesinos y ávidos de poder terrenal. Pero quieren que creamos que la viga está en el otro ojo, no el propio. Si no lo logran con la mentira llenan el ojo con la metralla de una bomba.
En Irak dicen algunos que EEUU ha perpetrado un genocidio. Si se contabilizan los muertos por las bombas de los terroristas y los muertos por las bombas americanas seguramente den resultados interesantes y esclarecedores. Si además se contabilizan los muertos con arma en mano y dispuestos a matar y los que iban desarmados, la cosa resultaría sumamente contraria a la intuición de algunos......los terroristas están perpetrando un genocidio en Irak. Pero en el ojo de águila de EEUU hay alguna pajilla, fácilmente convertible en monumental viga atribuyendo las matanzas de los fundamentalistas a la invasión, y más teniendo presente que en EEUU gobierna el malvado Republicano.
No hay que irse muy lejos de nuestro entorno familiar, laboral, social, para ver manifestaciones de esta tendencia, excesivas, directas y claramente explícitas, en algunos casos, sutiles, implícitas e indirectas en otros. Como en todas ellas se presupone que el actor de la comedia no es plenamente consciente del papel indecoroso que representa, es de suponer que los que muestran la tendencia de la primera forma, digamos, la brutal, son asimismo brutos, bárbaros, mientras que los segundos son más refinados intelectual y cívicamente.
El terrorista “mártir”, que se mata por la paz que bien pudiera haber logrado no matando, acusa sin tapujos, como todos los de su calaña, agrupados como borregos pero con dientes de lobos, a los que desean una convivencia pacífica. El agresor tiene la osadía de insultar a su víctima, llamándola “Estado Español”, con algún otro circunloquio que evite verbalmente la tragedia humana, o de alguna otra retorcida forma, calificándolo de agresor.
Bien es cierto que el Estado es agresor, a través de la coacción institucionalizada. Pero lo es contra los individuos, no contra esa abstracción sin sentido del “pueblo vasco”, que no es más que un disfraz para ocultar el totalitarismo comunista, igual que las pieles del cordero del rebaño de la izquierda aberchale son el disfraz del lobo asesino, sediento de sangre, de una banda de matones que no sirven para otra cosa.
El martirio del asesino hace buena la frase también bíblica de “quien a hierro mata a hierro muere”. Pero en el colmo del despropósito el imbécil este lo que quiere es suicidarse y acusar por ello de asesinato, quitando el hierro de la viga de su ojo y trasladándolo, como por arte de magia, a la espada de un fantasma de nombre España. ¿Qué martirio es ese?. ¿No habría que ayudarle a morir, ahora que están ahora a vueltas con el debate de la eutanasia?. Ese tipo es un enfermo terminal de una enfermedad peor que el cáncer, pues mata a muchos de quienes le rodean y no le han hecho nada, en lugar de al propio afectado, la enfermedad del terrorismo.
Durante mucho tiempo la propaganda de la Komintern difundió mentiras sobre sus víctimas, acusándolas de agresores. El Papa Pío XII fue acusado de connivencia y colaboración con el nazismo (y la cosa llega hasta el punto de que aún hoy ese mito sigue vivo, para comprobarlo no hay más que ver la película, por otro lado excelente, de Amén). Después probaron suerte con Juan Pablo II a tiros.
Los terroristas de todo tiempo y lugar, los totalitarios, saben bien que el ojo ajeno tiene paja, y el suyo una gran viga. Al menos los que lideran los partidos o grupos de asesinos y ávidos de poder terrenal. Pero quieren que creamos que la viga está en el otro ojo, no el propio. Si no lo logran con la mentira llenan el ojo con la metralla de una bomba.
En Irak dicen algunos que EEUU ha perpetrado un genocidio. Si se contabilizan los muertos por las bombas de los terroristas y los muertos por las bombas americanas seguramente den resultados interesantes y esclarecedores. Si además se contabilizan los muertos con arma en mano y dispuestos a matar y los que iban desarmados, la cosa resultaría sumamente contraria a la intuición de algunos......los terroristas están perpetrando un genocidio en Irak. Pero en el ojo de águila de EEUU hay alguna pajilla, fácilmente convertible en monumental viga atribuyendo las matanzas de los fundamentalistas a la invasión, y más teniendo presente que en EEUU gobierna el malvado Republicano.
6 comentarios:
Abogo por el derecho que tiene el asesino de la diETA a quitarse la vida con la misma falta de escrúpulos con la que se la quitó a 25 personas.
En el caso de semejante individuo más que derecho es todo un deber.
Su diETA es solo la patalETA de un niño malo e ingobernable demasiado mimado por un padre bobo, el gobierno.
A mi cuando veo a hijoputas de esa calaña reivindicando algo con esa cara de hijoputademierda, se me acaba la corrección política o de cualquier clase y lo único que me viene a la cabeza son unas buenas tenazas candentes y sus pelotas.
Lo siento así. Sé que no es lo ideal ni lo más correcto pero me sale desde el mismo higado disparado como un cohete.
Un abrazo hermánico.
Tu benevolencia no conoce límites. Creo que los suplicios eternos que Dante inventó para los condenados de su Infierno serían los más adecuados para tal individuo.
Virgilio nos guiaría por ahí y señalaría a un lado diciendo: “Ahí está Chaos, con una bomba en las pelotas que le explota cada cinco minutos, que es el tiempo que tarda en recomponerse su cuerpo/alma de la anterior explosión. El siempre misericordioso Creador, excepto con las alimañas inmundas, quiso que experimentara este tormento por toda la eternidad, sufriendo de esta manera el mal que produjo y convirtiendo su cuerpo y su alma en el caos que en su propio apellido llevaba ya impreso”.
Un abrazo.
No seáis inhumanos.
Este pobre hombre tiene derecho a cuidados médicos.
Eso sí, administrados por el prestigioso Dr. Montes, el de urgencias de Leganés.
¿Y qué tal un Mengele de nueva generación, en plan gore, al estilo de la peli de Hostel?.
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