martes, enero 29, 2008

Red

Cuando de pronto toda esa dinámica que llamamos vida se detiene en nuestra mente, experimentamos un vacío que nada puede colmar. El sentido se pierde porque no hay movimiento. Los procesos y los actos son flechas que se alejan de un centro indiferente a todo lo que no sea su angustia. Todo lo que hacemos, en última instancia, es sobrevivir. ¿Para qué perpetuar esa impostura?. ¿No hay nada más elevado que refrende nuestras miserias y las convierta en absolutos, realidades al margen del devenir evolutivo?. Creamos asíntotas, vanos engaños para nuestra conciencia. Articulamos las cosas de manera compleja para mejor gestionar nuestros recursos y, atrapados por esa red tejida por la necesidad, creemos “movernos” en medio de un entramado dotado de profundo significado, cuando su estructura y su funcionamiento, su origen y su fin, su significado, solo obedecen a esa hambrienta araña tejedora.

Cuando la muerte venga, ha de sobrevenir. Cortará y descompondrá los hilos pegajosos que nos retienen, y entonces descubriremos, demasiado tarde, mientras nos deshacemos, que nosotros mismos estábamos hechos de ellos.

Mientras tanto seguimos con nuestros proyectos, absorbidos por nuestras abstracciones y el juego de rompecabezas que jugamos con ellas, construyendo castillos y tendiendo puentes, asíntotas, al infinito y a la eternidad.

Dios quiera que esto sea solo un mal sueño.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no fuera por tu alusión a Dios y a la eternidad, por un momento me has recordado a Cioran. ¡descendamos hasta las mismas raíces del Vacío¡ (y sembrémolas de violetas). Jeje. Saludos.


(No te contesto el correo, porque algunos todavía no los he podido ver)

Germánico dijo...

Es que el fin de semana tuve una iluminación cioraniana que me dejó postrado durante al menos media hora. Pasado el tiempo, y ya totalmente recuperado (en plena dinámica existencialmente irreflexiva), la convertí en palabras.


¡Eso, eso, responde al correo!!!

Juan Pablo dijo...

Justamente anoche estuve en un sepelio, que no es otra cosa que una macabra manera de recordar esa red de la que hablas.

Abrazo.






Ps, alguien ha visto a Tichy?

Germánico dijo...

Disfrutemos, Juan Pablo, con esos pequeños placeres que nos proporciona nuestra condición. Y si el tiempo se detiene en nuestra mente, tomemos un estimulante y ¡a bailar!....hasta que las piernas se detengan.

Tichy está cerca, muy cerca....