Puede parecer sorprendente pero todas nuestras ideas nos las encontramos mientras estamos razonando. Nos salen al paso. Esto es congruente con la idea de que nuestra mente es un proceso, movimiento, biología, necesidad y azar, y no un actor externo al mundo.
Nietzsche hablaba de los "pensamientos andados" como mejores que los surgidos de un cómodo diván. Probablemente sea cierto. Pero vengan de un sillón o de un paseo, los pensamientos son pies que andan, tropezando de cuando en cuando en su camino con alguna brillante idea.
4 comentarios:
Eso es verdad , hay ideas que surgen en situaciones de accion , aparecen en un instante , y pueden estar referidas a la misma situacion que estamos viviendo , como solucion a su desenlace , es lo que llaman ahora "inteligencia intuitiva" .
Tambien esas ideas repentinas pueden surgir como aclaratorias de un problema que tengamos latente en esa epoca y nos preocupe ...siempre confie en esa parte no razonable de mi psique ...Kiss:)
La gran mayoría de nuestras ideas son rutinas y subrutinas mentales, del proceso inagotable del pensar. Dichas rutinas son en parte innatas (en lo que se refiere a cómo son y -ahora se va revelando-sobre qué son) y en parte adquiridas (en lo que se refiere al contenido específico de las mismas).
Pero las ideas nuevas nos aparecen inesperadamente en medio de uno de los bucles de pensamiento a los que estamos habituados, cuando por una feliz circunstancia, que puede venir de un estímulo externo o de un juego interno de la imaginación, relacionamos cosas que hasta ese momento habían pertenecido y permanecido a/en esferas diferentes.
Creo, Peggy, que lo que tú llamas "parte no razonable" de tu psique (o, generalicemos, de cualquier psique) no tiene nada de irrazonable. Todo lo más es irracional, por cuanto no está expresada en conceptos precisos y de una forma consciente perfectamente ordenada e inteligible.
Eefctivamente , no son ideas conscientes ...pero estan ahi:)
Y nos hacen desdichados y felices con independencia de lo que nos digamos a nosotros mismos antes, durante o después en nuestro monólogo interior, ese que denominamos racional, que elevamos a la categoría de Razón.
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