Hablemos con propiedad, Señores (& Señoras), no seamos ñoños: es la Propiedad. No son las personas sino sus bienes lo que codician los matones organizados en bandas.
Ayer en un debate de Telemadrid del que vi apenas unos minutos se hablaba sobre la delincuencia violenta, y hubo un momento en el que se pusieron todos (de izquierdas, de derechas, de centro, de arriba, de abajo, de alante y de atrás) a cacarear que eran las PERSONAS y no la PROPIEDAD lo que estaba en juego. Todo muy políticamente correcto. Y no se puede negar que cuando a uno le entran en casa 3 salvajes a quebrarle los huesos establece la prioridad de la vida y la salud por encima de las propiedades, que, a fin de cuentas, aunque sirven a la supervivencia, no lo hacen en el cortísimo plazo de la paliza.
Incluso una mujer progresista sacó el manoseado y siempre falso tema de la miseria y la falta de oportunidades como causa de la delincuencia.
Pero esos violentos Albano-Kosovares, que vienen de una guerra, u otros grupos de otros países en los que la vida humana vale menos, y, todo sea dicho, la PROPIEDAD también, no sufren de falta de oportunidades. Lo que sucede es que lo que se les ofrece no les gusta, y no les parece que sea digno de su categoría, elevada, si se evalúa- como ellos hacen- desde la perspectiva de la capacidad de ejercer violencia. Ser obrero es muy sufrido y no proporciona unos ingresos suficientemente elevados. Trabajar de camarero le expone a uno a la humillación de ser considerado un instrumento al servicio de gentes más débiles. Y el matón es fuerte.
Los Reyes y Señores de las épocas heroicas, grandes acaparadores de propiedad, eran, a fin de cuentas, matones de alto nivel.
Ayer en un debate de Telemadrid del que vi apenas unos minutos se hablaba sobre la delincuencia violenta, y hubo un momento en el que se pusieron todos (de izquierdas, de derechas, de centro, de arriba, de abajo, de alante y de atrás) a cacarear que eran las PERSONAS y no la PROPIEDAD lo que estaba en juego. Todo muy políticamente correcto. Y no se puede negar que cuando a uno le entran en casa 3 salvajes a quebrarle los huesos establece la prioridad de la vida y la salud por encima de las propiedades, que, a fin de cuentas, aunque sirven a la supervivencia, no lo hacen en el cortísimo plazo de la paliza.
Incluso una mujer progresista sacó el manoseado y siempre falso tema de la miseria y la falta de oportunidades como causa de la delincuencia.
Pero esos violentos Albano-Kosovares, que vienen de una guerra, u otros grupos de otros países en los que la vida humana vale menos, y, todo sea dicho, la PROPIEDAD también, no sufren de falta de oportunidades. Lo que sucede es que lo que se les ofrece no les gusta, y no les parece que sea digno de su categoría, elevada, si se evalúa- como ellos hacen- desde la perspectiva de la capacidad de ejercer violencia. Ser obrero es muy sufrido y no proporciona unos ingresos suficientemente elevados. Trabajar de camarero le expone a uno a la humillación de ser considerado un instrumento al servicio de gentes más débiles. Y el matón es fuerte.
Los Reyes y Señores de las épocas heroicas, grandes acaparadores de propiedad, eran, a fin de cuentas, matones de alto nivel.
¿Qué es lo que quieren, pues, los violentos delincuentes que nos asedian?: la propiedad ajena, pero no para ir tirando, para sobrevivir lamentablemente, sino para enriquecerse y llevar, con el tiempo, una vida regalada. Porque sobrevivir lamentablemente, e incluso razonablemente bien, lo puede hacer uno perfectamente sin pegar palizas ni maniatar, ni torturar, ni coaccionar moral y físicamente a los demás; mientras nos quede mercado, claro.
7 comentarios:
Antes los pueblos de pastores nómadas llegaban de las montañas a los ricos asentamientos de fértil valle fluvial y, tras pasar a la población agraria y sedentaria por la sangre y el fuego, tomaban el poder (y las mujeres deseables).
El monstruo venía de fuera. Las altas murallas de Jericó son, en el imaginario colectivo, un monumento imperecedero a la forma de atacar la propiedad (y de defenderse de los ataques a la misma) de entonces.
Las guerras eran también entre ejércitos regulares.
Ahora tenemos dentro el enemigo: terroristas y asaltantes de chalets.
la vida "maleante" siempre existio, ninguna civilizacion se libro de ella ........pero es verdad que dentro de los ladrones , hay maneras estilos .......vease los defraudadores de tarjetas de credito ....como en todo hay que saber estas y no crear efectos colaterales imnecesarios como la violencia ...;)
Cualquier robo es una violencia, si bien hay unas violencias mayores y menores, más o menos explícitas.
Los ladrones de guante blanco están mejor considerados por no maltratar físicamente a sus víctimas.
Aunque pueden dejar a un trabajador sin su sueldo del mes o a un abuelo sin su pensión, lo cual es una violencia.
Tendemos a subestimar la importancia de las propiedades, pero si no están garantizadas estamos en serio peligro. Lo que sucede es que los robos que padecemos no son, por lo general, lo suficientemente habituales para poner en suspenso nuestra propiedad.
Por otra parte creo que los ladrones de nuevo cuño, sean de guante blanco o de puño de hierro, se caracterizan casi en su totalidad por su indiferencia absoluta por la suerte de su víctima.
Recuerdo que hace ya varios años unos gitanos le robaron a mi mujer el bolso con algunas valiosas pertenencias.
Tiempo después le llegó por correo su DNI y un poema de amor que yo le había escrito.
No es que eso disculpe al gitanillo ladrón (que le quitó el bolso de un tirón, con violencia) pero ponía de manifiesto unos sentimientos morales, una cierta nobleza dentro de su bajeza.
¿Se debería lo del gitano aquel a la moral judeocristiana, en su versión católica española, y lo de la implacabilidad e inmoralidad de los nuevos delincuentes a su origen y cultura diferentes?.
En parte si.
Aunque me estoy poniendo un poco sentimental, patriótico y etnocéntrico.
Lo del gitanillo pudo responder a una moral universal (es posible que algo tal como un poema de amor le parezca a cualquier delincuente de cualquier cultura digno de ser devuelto a su legítimo propietario), y muchos delincuentes de los que vienen de fuera son de culturas católicas cristianas del mismo modo que muchos matones/violadores/ladrones/asesinos implacables son de origen español.
Si bien es cierto que el relativismo que denuncia Ratzinger puede estar en el origen de muchos comportamientos inhumanos. A fin de cuentas, como decía un personaje de Dostovieski, si Dios no existe todo vale.
Enhorabuena. Echaba en falta una visión clarita de las cosas y tú lo haces muy bien.
Gracias. Aunque a veces no tenga las cosas muy claras procuro expresarlas con claridad.
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