Las células de nuestro cuerpo son obedientes autómatas, sacrificados soldados dispuestos a morir por el organismo, suicidándose, si reciben una nota que se lo indique. Esa nota se llama P53 y, como su nombre (aparentemente arbitrario) indica, es una proteína de 53 Kilodaltons de peso molecular, que le dice a la célula que su hora ha llegado.
Pero incluso una sociedad tan "perfecta" como nuestro organismo tiene sus rebeldes, células que evolucionan hacia formas sordas a todo mensaje, células que hacen como los antiguos monarcas persas, matando al mensajero que les trajera malas noticias, células que suprimen, tras diversas mutaciones, la expresión del gen que fabrica la P53, que se niegan a morir, y que se perpetúan indefinidamente, dejando una descendencia igualmente rebelde que hace ordenada falange, incisiva legión y finalmente poderoso ejército al estilo del de gladiadores dirigido por Espartaco, y, tras lograr vías de comunicación para los abastecimientos, como buen ejército, a través de la angiogénesis (o creación de nuevos vasos sanguíneos) destruye desde dentro la armonía idílica del ser pluricelular, la Roma por la que no están dispuestas a morir.
En su obra imprescindible "Cáncer, El Legado Evolutivo", Mel Greaves nos habla de cómo esas células perversas, esos auténticos transgresores, van superando distintos cuellos de botella hasta llegar a expresar su egoísta individualidad a costa del mundo impersonal y feliz del que originariamente formaban parte.
Greaves no cree que el Cáncer (las distintas enfermedades que bajo ese nombre nos matan) vaya a tener una solución única, ni sencilla. Sin embargo si la hay esta pasa probablemente por la P53, y el autor reconoce su importancia.
Por eso los nuevos avances en la lucha contra el Cáncer no son como muchos de los anteriores, fuego de artificio mediático y promesas por incumplir. La clave está en la P53 y los investigadores están muy cerca de dar con la bala mágica que convierta al Cáncer en un fantasma, y en el recuerdo de una pandemia, como la peste.
Ojala y así sea.
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