Protágoras atribuye al hombre un protagonismo no egocéntrico sino alocéntrico. Descubro el concepto de alocentrismo en el libro biopsicología de John P.Pinel. Él habla de un estudio hecho por Nadel y O'Keefe sobre la memoria espacial de las ratas, pero la idea es extensible a la perspectiva desde la que perciben la realidad objetiva o externa en su conjunto los sujetos. Dice Pinel:
Nadel y O'Keefe propusieron que el hipocampo construye y almacena mapas alocéntricos del mundo externo a partir de los estímulos sensoriales que recibe. Alocéntrico se refiere a representaciones del espacio que se basan en las relaciones entre objetos externos e hitos; por el contrario, egocéntrico se refiere a representaciones basadas en las relaciones con la posición propia.
El ser humano puede mirar al mundo como si de una representación se tratase, tal y como sugirió el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en "El mundo como voluntad y representación". Empero, que las complejas e imbricadas "realidades" físicas y sociales sean una realidad, una pura representación, una imagen borrosa de otra realidad superior, tal como sugiriera Platón , o un puro matrix gobernado por dioses truculentos, según el Hollywood de nuestro tecnologizado tiempo, no afecta en absoluto a la coherencia interna del "sistema del mundo" (Newton dixit), que pese a su aspecto en ocasiones azaroso y caótico, tiene sus leyes del caos (Ilya Prigogine, Ian Stewart...etc). La cosa es que existen, en efecto, objetos externos e hitos, realidades y relaciones, o entidades y conexiones percibidos subjetivamente como tales.
Un hombre medida de todas las cosas se pasea por un mundo hecho de cosas. No puede uno ser medida de cosa alguna que no sea tal. El hombre mide lo que es, o lo que se le presenta como ser. El hombre mide alocéntricamente. Es el medidor alocéntrico. Dispone de mapas a priori, de mapas genéticos, de predisposiciones innatas. Pero está hecho para mirar afuera.
Miren si no una cara cualquiera: ojos, nariz, orejas....ventanas al mundo.
La posición propia es fundamental, pero siempre lo es en relación a hitos y objetos externos, dentro de un mapa tanto más amplio cuanto mayor es la consciencia.
Nadel y O'Keefe propusieron que el hipocampo construye y almacena mapas alocéntricos del mundo externo a partir de los estímulos sensoriales que recibe. Alocéntrico se refiere a representaciones del espacio que se basan en las relaciones entre objetos externos e hitos; por el contrario, egocéntrico se refiere a representaciones basadas en las relaciones con la posición propia.
El ser humano puede mirar al mundo como si de una representación se tratase, tal y como sugirió el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en "El mundo como voluntad y representación". Empero, que las complejas e imbricadas "realidades" físicas y sociales sean una realidad, una pura representación, una imagen borrosa de otra realidad superior, tal como sugiriera Platón , o un puro matrix gobernado por dioses truculentos, según el Hollywood de nuestro tecnologizado tiempo, no afecta en absoluto a la coherencia interna del "sistema del mundo" (Newton dixit), que pese a su aspecto en ocasiones azaroso y caótico, tiene sus leyes del caos (Ilya Prigogine, Ian Stewart...etc). La cosa es que existen, en efecto, objetos externos e hitos, realidades y relaciones, o entidades y conexiones percibidos subjetivamente como tales.
Un hombre medida de todas las cosas se pasea por un mundo hecho de cosas. No puede uno ser medida de cosa alguna que no sea tal. El hombre mide lo que es, o lo que se le presenta como ser. El hombre mide alocéntricamente. Es el medidor alocéntrico. Dispone de mapas a priori, de mapas genéticos, de predisposiciones innatas. Pero está hecho para mirar afuera.
Miren si no una cara cualquiera: ojos, nariz, orejas....ventanas al mundo.
La posición propia es fundamental, pero siempre lo es en relación a hitos y objetos externos, dentro de un mapa tanto más amplio cuanto mayor es la consciencia.
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